El reconocimiento a don Lorenzo que se convirtió en un personaje en la venta de gas en Las Compañías
Con cerca de 90 años don Lorenzo Molina fue uno de los sobrevivientes en la venta de este combustible. Tuvo su época de gloria cuando fue uno de los pocos que ofrecía este servicio en Las Compañías y posteriormente debió compartir el negocio con cientos de almacenes de barrios y la irrupción de las nuevas tecnologías. En agosto de 2020 su muerte caló fuerte en su familia y en el barrio y hoy.
La figura de Lorenzo Molina, se hizo inconfundible. Suspensores, camisa a rayas y pantalón de telas. Se le podía ver en el frontis de su negocio en calle Nicaragua conversando con los clientes o con quien quisiera dialogar. En febrero de 2015 concedió una entrevista a Periódico La Compañía donde recordó su llegada al sector y la labor que había desarrollado por tanto años y que se transformó en un reconocimiento póstumo luego que falleció en agosto de 2020 provocando impacto en su familia y vecinos del barrio.
En diciembre de 2020 en su hogar de calle Nicaragua con Brasil, su esposa Pabla Aguirre, recordó cómo enfrentaron el fallecimiento. “Nos levantamos a las 07:30 (20 de agosto de 2020) y tomamos desayuno y me dijo ‘estoy tan cansando’ siempre lo decía. ´Quiero irme al segundo piso’, porque los dormitorios están arriba. Las niñas están durmiendo todavía si quieres te puedo ir a dejar yo, le señalé, ‘bueno’, me dijo, . Lo llevo, subimos la escala, alcanzó a llegar y se tiró a la cama y falleció”, confesó sin ocultar aún el dolor.
En la entrevista de prensa, don Lorenzo recordaba que llegó al sector de Las Compañía en plena década del 60’ y construyó su casa con sus propias manos. Antes de anclar con su negocio, incursionó en labores más bien administrativas. Durante 10 años se desempeñó en el área de comisión y ventas en distintas casas comerciales. Pero, destacó que la época que marcó su vida fue su paso por la fábrica de leche Coalén donde se desempeñó por una década. Esas funciones las desarrolló cuando vivía en el centro de La Serena, pero después emigró al sector norte. El país era gobernado por Jorge Alessandri Rodríguez y en la zona comenzaba un plan de poblar sectores que estaban sin habitantes. Uno de ellos fue Las Compañías. “El Presidente Alessandri dijo que todos los chilenos teníamos derecho a un pedazo de Chile. Que cada chileno tenía derecho a pedir un pedazo de terreno”, recordó en la nota de prensa.

Reconocía que en una primera etapa le pareció imposible. El sector estaba lejos de ser lo que es hoy cuando está completamente urbanizado, sobre todo en su sector de calle Nicaragua. “Era gratis, aunque no había nada. Había dos o tres casitas. Pero, de ahí en adelante comencé a construir esta casa, recuerdo que no había nada. Me inicie con una pieza y de ahí me iba a trabajar al centro. Reconozco, que en algún momento pensé que no me iba acostumbrar, pero con el tiempo se fue poblando. Al centro me iba a pie, cruzando por un puente de madera, era un sacrificio. En días de lluvia llegaba mojado al trabajo, lo mismo ocurría cuando volvía a la casa. Si uno lo cuenta, la gente no creería”.
Pero, aclaró que en ese tiempo viajar al centro era una verdad odiosea. No como actualmente cuando se cruza al frente de su local y puede elegir entre diferentes microbuses, colectivos, autos propios o simplemente enfilar por la bajada de Nicaragua y en 10 minutos estar en el centro por el puente El Libertador. “Salía a trabajar temprano y regresaba en la noche. Me venía con los palos y alambres a construir esto (muestra la vivienda), es bastante increíble, pero así fue. Construí mi casa a pulso. En principio me iba y me venía a pie porque no había locomoción, se sufrió mucho, pero se salió adelante y lo logramos”.
COMPLEMENTO PERFECTO
Pabla Aguirre y don Lorenzo formaron un matrimonio de más de 60 años de casados. Ella recuerda con emoción esos primeros años en el sector poblacional. “Fuimos felices en Las Compañías, porque nosotros no teníamos nada y al tener un pedazo de terreno ya era mucho para nosotros”, remarcó.
Además, asegura que el terreno que les fue cedido fue un gran empuje para poder continuar. “Para nosotros fue una bendición muy grande, una lavaba, dejaba la ropa tendida en la soga y llegaba de Serena, de comprar las cositas y la ropa estaba seca, nadie se entraba a robar, no como ahora”.

NEGOCIO DE BARRIO
Cuando la vivienda estaba hecha se le ocurrió instalar un pequeño negocio de abarrotes que lo atendía su esposa Pabla. Por la escasez de almacenes en el lugar se fue armando de clientela que consolidó en una década. A principio de los ’80 se le ocurrió ampliar el giro y se involucró en la venta de gas. Se trataba de un adelanto importante para el sector. Esto porque la mayoría de las familias cocinaban a carbón o con leña. Posteriormente se incorporó la parafina. En la mente de muchas familias aún está el recuerdo que el sector se asemejaba a una industria. En la mayoría de las casas salía humo producto de estos sistemas de energía.
Incluso, don Lorenzo también alcanzó a vender leña y carbón. “Porque aquí no había nada, agua, luz, nada. Por lo que en un principio con eso vivía. Yo soy un luchador, desde chico he trabajado. Pero, en un momento Lipigas ofreció la distribución de gas y acepté ingresar para abastecer a la gente”.
Se trataba de uno de los pocos lugares que ofrecían este servicio en el sector. Por no decir el único. Comenzó a ser popular el uso de carretillas, carros adaptados para los cilindros o simplemente las personas cargaban el producto al hombro. Rápidamente este centro de venta comenzó a ser conocido y don Lorenzo fue transformándose en un personaje por su estilo de trabajo. Cercano a sus clientes y que atendía todos los días del año. Incluso, domingos y festivos.
Con el tiempo se cambió de proveedor. “En Lipigas no creían que lo podría hacer, pero lo concreté, además, que estaba comprando el gas con mi plata por lo que era dueño de trabajar con quien yo quiera, por lo que me cambié a Abastible y ya llevamos como 18 años juntos”, rememoraba el 2015.
EL USO DE LAS TECNOLOGIAS
Pero, los tiempos cambiaron. Estaba consciente que, así como el sector se transformó radicalmente y hoy vive una especie de bonanza, el negocio del gas es totalmente distinto a como partió en los ’80. Incluso, se atrevió a indicar que para nada es rentable. “En su momento estaba solamente yo, atendía la mitad del centro de La Serena y toda La Compañía, pero había menos gente y había solo una marca. Pero, después apareció Abastible y Gasco y disminuyó la venta”.
Pero, no sólo eso. Decía estar consciente que actualmente en cada negocio de barrio se puede encontrar venta de gas. Y qué decir de las tecnologías. Hoy se puede pedir el servicio por teléfono y a través de internet. Adelantos impensados para la época de la leña y el carbón.
Pero, destacaba que hoy su mayor ventaja estaba en la clientela que logró cautivar en sus inicios. “Viene del centro y de Tierras Blancas. Además, yo atiendo bien al público, Esa es la base fundamental de este negocio. Ser educado con la persona y agradecido y dar las gracias. Además, que si el cliente es bien atendido, vuelve”.
Tras el deceso de don Lorenzo el icónico negocio esta arrendado a particulares quienes siguieron con el rubro “Se entregó en arriendo porque hoy estoy sólo con mi yerna y mi nieta y es muy pesada el trabajo de la venta de gas”, resaltó su esposa Pabla, quien en agosto de 2021 debió enfrentar el primer año de la muerte de su esposo, la que igualmente impactó fuertemente en el barrio de Nicaragua con calle Brasil, donde era reconocido y querido por sus vecinos.