Municipio serenense destaca liderazgo de la señora Ana Berríos en Baile Religioso

En la Casa de la Cultura  de Las Compañías se le reconoció como Mujer Patrimonio por su aporte en la agrupación baile Marino N 14 que  fue fundada  a finales de la década de los ’60.

En una simbólica ceremonia la Municipalidad de La Serena, a través del departamento de cultura y la Casa de la Cultura de Las Compañías entregó un reconocimiento como Mujer Patrimonio a la jefa del baile religioso número 14, Ana Berríos González, destacando su liderazgo y fuerza en  un cargo  que históricamente estuvo destinado a los hombres. En la actividad estuvieron presente integrantes de la agrupación, así como parte de su familia.

Víctor Campos del departamento de Cultura del municipio serenense destacó  que el 2025 quisieron seguir con una iniciativa que ha sido valorada por el sector, sobre todo porque permite identificar  a mujeres  que  se han transformado en líderes en el territorio. En este sentido,  admitió que uno de los temas que tenían  pendientes era colocar en valor el trabajo desplegado por los bailes religiosos en el sector de Las Compañías, “y el significado de este tipo de manifestaciones  que  si bien se puede considerar cultural, pero también tiene una carga religiosa muy importante por lo que  era crucial efectuar este reconocimiento, en este caso, en la persona de la señora Ana luego que son muy pocas las mujeres que lideran  este tipo de organizaciones y ha demostrado tener una capacidad de liderazgo”, argumentó.

La actividad se efectuó en las dependencias de la Casa de La Cultura de Las Compañías en el sector El Olivar.

La señora Ana valoró el gesto de  la Municipalidad, “nunca pensé que pudiera pasar algo así, pero está la mano de Dios, soy una convencida que todas las cosas buenas que pasan él está presente y en las que no son tan buenastambién está para sanarlas, por lo que este gesto me alienta para seguir adelante y seguir llevando la institución por el camino de la fe”, subrayó.

ESFUERZOS POR LA RENOVACIÓN

Durante la actividad se mostró una cápsula audiovisual donde se resumió aspectos de  su vinculación con el baile religioso y como logró transformarse en su líder. Además, se desarrolló un coloquio  donde el encargado de la Casa de la Cultura del sector,  Vladimir Romero efectuó una serie de preguntas a la homenajeada quien profundizó sobre las motivaciones para vincularse a la organización y cómo ha incentivado el ingreso de nuevas integrantes. En este aspecto, no ocultó su inquietud por la falta de interés de los jóvenes por participar en este tipo de instituciones.

ORGULLO FAMILIAR

La actividad igualmente contempló un coloquio con la persona homenajeada.

Bárbara Gálvez Berríos es hija de la señora  Ana y dijo sentir orgullo por el reconocimiento recibido por su madre, “ver cómo sobresale dentro de un grupo tan importante en Las Compañías  que tiene que ver con los bailes religiosos  y orgullosa que el municipio le entregara este reconocimiento y, además, para que se puedan dar a conocer lo que son los bailes religiosos y lo que ha logrado junto a la gente y cercana a dios y las tradiciones”.

Rosa Gálvez Tabilo es la presidenta del baile religioso Marino número 14  y confiesa que a través de este reconocimiento también se mantiene presente el legado de su madre, Elisa Tabilo, quien por décadas fue porta estandarte  de la institución.  “Estoy muy emocionada porque mi mamita fue una de las fundadoras y nos dejó esta herencia. De paso estoy muy orgullosa de la jefa  que tenemos porque se la ha jugado entera por nuestro baile y participa en todas las actividades por lo que más que contenta por eso y la apoyaremos  siempre para que  este baile continúe por mucho tiempo más”, profundizó.

Cabe destacar que la señora  Ana fue una de las tres mujeres jefa de baile religioso de Las Compañías elegidas por nuestro periódico para participar en el proyecto Bailes  Religiosos, la visibilización  de la mujer en primera persona del Fondo de Fomento de Medios de Comunicación Social del Ministerio Secretaría General de Gobierno y el Consejo Regional de Coquimbo. En la oportunidad, destacó su historia y como se había vinculado con esta actividad religiosa. Destacó que el primer encuentro fue a los 7 años cuando su padre la llevó a Andacollo a cumplir una promesa. Se  concretó desde  el sector de la Cruz Verde  hasta  las puertas del templo grande de la comuna minera.

Nos bajamos en la micro  y se sacó los zapatos, se arremangó los pantalones  y bajó a pies descalzo al encuentro con la virgen. Cuando llegamos a la basílica él se arrodilló y llegó a los pies de la imagen  Fuimos solo los dos y me llamó la atención este hecho”. Esa promesa fue sólo el comienzo de una devoción que la ha acompañado por toda la vida.

A los 15 años, Ana dio sus primeros pasos en el baile religioso, impulsada por su madre, María Magdalena González, quien mantenía contacto con Alba, una de las fundadoras de la agrupación en La Compañía Baja. Reconocía que  integrar un grupo y bailar encierra una magia especial. “Hay un gozo  de poder estar a los  pies de la chinita sobre todo cuando uno ya conoce  toda la parte religiosa (…) Es una sensación que uno siente  en su pecho y  un gozo donde si yo pido algo hay que agradecer. Siempre mi promesa ha sido por salud para la familia y en su momento mi mamá pidió cuando me llevó la primera vez”, subraya con emoción.

Su ascenso fue progresivo. Hoy la tienen como jefa de la agrupación tras décadas de aprendizaje y puntualiza que lo ha conseguido con trabajo y esfuerzo. “Para ser jefe del baile hay que tener preparación, no es llegar  y acceder, porque, además, se requiere mucho tiempo. Nunca pensé que llegaría a este cargo, asistía, bailaba, cumplía y concurría  a Andacollo, pero la decisión la adoptó la gente y quizás vieron en mí alguien que reunía los requisitos para llegar y el tiempo. También mucha fe, paciencia y, sobre todo,  tiempo, aunque siempre  he dicho que el tiempo se lo hace uno”, precisó.

Por más de cuatro décadas la señora Elisa fue la porta estandarte y cuando fallece el 2016 el baile le rindió  un homenaje tanto en la iglesia como en el cementerio. “Fue fuerte, nos afectó en el sentido espiritual de no verla más y no tenerla con nosotros. La abuelita Elisa era muy activa, siempre nos  incitaba a bailar porque nuestro baile es muy activo y ella estaba siempre ahí y nos decía, ‘salten, aganchense. Actualmente existe un vacío porque estas personas fueron las fundadoras del baile  y si no hubiese sido por ella, no hubiéramos existido, por lo que queda ese vacío de apoyo porque nos respaldaban bastante”, profundizó.

Agregar un comentario

Su dirección de correo no se hará público. Los campos requeridos están marcados *