Osvaldo Tabilo, el legado musical y de amor familiar que dejó tras su partida
Una pasión que aún cultivan sus hijos quienes actualmente están ligados a la música y reconocen las virtudes del hombre que fue el precursor de una de las ramadas tradicionales del sector y se ganó el cariño de la población por su bondad.
Por décadas las Fiestas Patrias y de Fin de año en Las Compañías se celebraban en grande y su mayor carta de presentación han sido las ramadas, desfiles y en las últimas décadas la Pampilla de la Quebrada del Jardín. Estas instancias tenían como protagonista a Osvaldo Tabilo y familia a través de la Ramada La Compañiana.
La tradicional ramada la organizó por más de 27 años. El escenario más emblemático fue la ex Cancha 1 ubicada en calle Pedro Aguirre Cerda entre Lautaro y Aromo, esta celebración se transformó en el principal evento del sector inaugurada por las propias autoridades de la época y teniendo a Don Osvaldo como el anfitrión central.

En conversación con Periódico Las Compañía en el año 2014 nos recibió en su casa de calle Roberto Álvarez Zorrilla donde vivió toda su vida, junto a su esposa Irma Barrios. en esa oportunidad repasó la experiencia vivida con la ramada La Compañiana y cómo se trasnformó en uno de los eventos más importantes del sector, “siempre me gustó armar una ramada con toda su infraestructura y de la mejor calidad, mesas sillas y los principales conjuntos, nosotros contratábamos tres grupos y uno de cueca para que no parara en toda la jornada”.
Por el escenario pasaron los principales grupos musicales de la Región de Coquimbo y el país. Incluso cuando su la ramada estaba en todo su apogeo se dio el lujo de contratar a la Sonora Palacios.
Tabilo, quien también en su juventud practicó fútbol, dedicó su vida al negocio de la verdura y en la fiestas más emblemáticas como el 18 de septiembre, 21 de mayo, navidad y año nuevo los dedicaba a la ramada ganándose el cariño y reconocimiento de la población que le agradecía los gestos de solidaridad. “Era un honor ver la ramada repleta de gente, nunca nos fue mal, la clave estaba en tener conjuntos bueno”, subrayó en esa oportunidad.
Incluso, él mismo aprovechaba el escenario para poder interpretar sus repertorios. “Cantaba cueca, corrido, vals, me gusta la música”, confesó sentado en el living de su casa en donde es las paredes existen cuadros con imágenes del recuerdo, los cuales perduran hasta el día de hoy.
Aunque la tradición de la Ramada se le traspasó a un familiar, él continuó cultivando su lado musical, sobre todo en reuniones sociales y sobre todo siguió viviendo en Las Compañías. “Soy un enamorado de este sector y del barrio. Es muy tranquilo, soy nacido y criado acá y crecí viendo las ramadas que se hacían en nuestra calle”.

INESPERADA PARTIDA
En diciembre de 2016 La Compañía Baja, donde vivió toda su vida, se impactó con su muerte tras una fulminante enfermedad. En la intimidad de su hogar dos de sus hijos y su esposa nos recibieron amablemente y recordaron con nostalgia y orgullo la historia de don Osvaldo y aseguraron que con su partida, dejó un legado de cariño y bondad.
Su esposa Irma Barrios reconoce que desde su partida, muchas personas que ella no conocía se acercaron a conversar y a hablar maravillas de su esposo “Sus hijos deben estar muy orgullosos, porque el dejó muchos recuerdos, muy bonitos”.

Para sus hijos, la figura de su padre, es la de un hombre bueno, que no era rencoroso y principalmente humilde. Durante todos los años de vida se preocupó de ser inculcarles valores y criarlos junto a su esposa como personas de bien. “Una de las cosas que dejó fue un legado social importante, me recuerdo cuando venían los jóvenes que venían a jugar y él los trataba como un hijo más. Él todo lo que dio, a mucha gente que ayudó sin pedir nada a cambio, el nunca dimensionó lo que habría llegado a ser”, recordó Juan Ricardo Tabilo.
AMOR POR EL SECTOR
Con la misma fuerza su familia destaca que Don Osvaldo tenía un cariño especial por Las Compañías, lugar donde se desenvolvió toda su vida. “Él amaba su pueblo, decía que nunca se iba a ir”, recalcó con mucho orgullo Irma Barrios.
Por su parte su hijo Juan Ricardo recordó con nostalgia que se padre quiso mucho a Las Compañías, “él tuvo la posibilidad de irse a vivir en otro lado, pero no quiso, tuvo la posibilidad inclusive de llevar la ramada a la Pampilla de Coquimbo y tampoco quiso. Él siempre fue con su Compañía Baja, él vivió para este sector y eso nos inculcó a nosotros, llevamos años en este mismo lugar”.

LEGADO FAMILIAR
Junto con el amor familiar, la música también estuvo entre la principal herencia que le inculcó y dejó a sus hijos. De hecho, uno de ellos, Osvaldo Tabilo Barrios quien actualmente vive en Buenos Aires también siguió una carrera ligada a la música y para este reconocimiento no quiso estar ausente y a través de un video recordó el legado del “gran Osvaldo Tabilo”.
“Mi papá fue una persona muy buena que hizo mucho por mucha gente y hablando en lo personal amo a la música y tengo esa pasión gracias a él. Pero lo más importante que fue un gran papá donde nos entregó de muchas formas los valores de esta vida que actualmente es tan difícil. Uno como papa tiene ese legado con sus hijos, poder ser un poquitito como fue el gran Osvaldo Tabilo, de todos los Tabilos es el más grande”, señaló.
Del mismo modo su hijo Juan Ricardo Tabilo es profesor de música, dirige la Orquesta Sinfónica Latinoamericana del colegio Pedro Aguirre Cerda en donde y además junto a su hermano Víctor tocan en diferentes agrupaciones. “Eso fue un legado importante para mí, porque hizo 18 años de ramadas y eso marco el camino”.

Con Osvaldo Tabilo se fue parte importante de la historia de un sector de Las Compañías, pero quedan los recuerdos de bondad, infinito talento y el cariño a su familia y a la música que perdurará y recordaremos por siempre.
Proyecto financiado por el Ministerio Secretaría General de Gobierno y el Consejo Regional
Como no acordarme de don Osvaldo y su Ramada ay qué lindo recuerdos. La compañía baja está llena de historia. Los felicito.