La pasión por la cueca que cultiva Luisa Carrasco
La historia de esta artista de Las Compañías fue reconocida por la Municipalidad de La Serena, a través del departamento de Cultura y la Casa de la Cultura del sector que la incluyó en su programa Mujeres Patrimonio colocando de relieve su talento y labor por el rescate musical.
La vida de Luisa Carrasco ha estado ligada al ámbito musical. Vive en Las Compañías y desde allí ha construido su carrera artística. Su veta por el folclore viene de su abuela materna Carmen Araos González quien en su juventud en el Valle de Elqui se convirtió en cantora. “Después mi familia se radicó en Las Compañías y ahí nací yo”, destaca en su hogar en calle Monjitas, entre Aromo y Lautaro.
Su historia forma parte del segundo capítulo del proyecto Mujer Patrimonio que impulsa la Municipalidad de La Serena, a través del departamento de Cultura y la Casa de la Cultura de Las Compañías.
La iniciativa permite que los artistas elegidos desplieguen su arte en una presentación en vivo y en paralelo se muestra una cápsula audiovisual con el desarrollo de su carrera y labor artística que es difundida igualmente en las redes sociales.
Luisa admite que la cueca ha formado parte de su ADN recibiendo en paralelo la herencia de su madre quien la bailaba con frecuencia, “siempre he tenido acercamiento a la cueca ‘chora’ y en La Serena lo encontré en el Canto a la Rueda que está vinculado mucho al estilo de cueca ‘brava’, pero para mí es urbana porque se canta en las ciudades (…) Siempre he estado ligada al folclor de una u otra forma. Cuando niña siempre estaba en la academia de folclore del colegio, pero como bailarina y el desarrollo del canto fue en la etapa adulta”, nos relata en la Plaza San Francisco, donde participa en una de las presentaciones.
Se explaya sobre esta experiencia con pasión. Explica que comenzó a participar en ella hace nueve años logrando los conocimientos adecuados en una tradición con historia, “los antiguos cantores en Santiago y, especialmente Valparaíso, ya hacían el Canto a la Rueda, pero con un estilo más aguerrido. Había reglas estrictas donde se jugaba con los versos y melodías. Si se repetía un cantor perdía y salía. Se llama rueda porque es un círculo donde sólo se canta, es una tradición oral de música”, profundiza.
En su caso reconoce que se sabe entre 150 a 180 cuecas, “no las he tocado todas en una sola jornada, pero si he llegado a cantar muchas. Fui la primera mujer que cantaba en la rueda y las demás chiquillas estaban en proceso de aprender y atreverse. Es un grito como el de los vendedores de la feria, no es una cueca al estilo huaso”, remarca.
Dice estar esperanzada que esta modalidad no decaiga o desaparezca, “y podamos enseñar a las nuevas generaciones que se van incorporando. Hay un grupo de jóvenes de la ULS que se han insertado y están aprendiendo la forma de cantar, el grito y como es el juego”, detalla.
Detalla que la cueca se divide en 4 partes: La copla, la seguidilla, la segunda seguidilla y el remate. “La copla la canta un cantor y cantora, quien se ubica a su izquierda le hace segunda voz y el que está a su derecha va floreando o ‘calaqueando’. Luego la primera seguidilla la canta el cantor que está a su derecha hasta que llegamos al remate hacia su derecha. Es un ritual, por eso es una tradición que hay que aprenderla bien y la idea es no parar. En ocasiones muy especiales hemos estado desde las 21:00 horas hasta las 04:00 o 05: 00 de la madrugada”, expresa.
EL ORGULLO DE UN GRUPO PROPIO
Junto con cultivar esta fórmula musical, Luisa confiesa que uno de sus mayores anhelos fue conformar un grupo de estilo urbano integrado solo por mujeres. El objetivo lo alcanzó tras seis años de esfuerzo y se transformaron en Las Quintralas de la Cuarta, “constituye mi gran orgullo, aunque actualmente estamos en un receso y el año pasado nos integramos al grupo musical Alas de Mi Patria y nos fuimos con ellos durante todo agosto a una gira a España (…) Pero, hemos estado en diferentes eventos como las Cuecas Mil de San Bernardo, en las 24 horas de Cueca de La Serena y en Las Pampillas Itinerantes”, refuerza.