Fábrica de Cemento Juan Soldado: Cuando los ojos de Sudamérica estaban puestos en La Serena

 Por más de una década en pleno llano de Las Compañías funcionó una industria que se levantó con los más altos estándares y que significó un importante apoyo  para las familias del sector, donde un porcentaje vivió en una población especial que se levantó.  Sin embargo, lo que se proyectó por cinco décadas terminó por sucumbir y actualmente se pueden advertir vestigios que la familia Erler ha transformado en un  centro de eventos con perspectivas patrimoniales y  donde funciona una industria agrícola y de muebles,  una de las más modernas de Latinoamérica.

Don Rodolfo Marín llegó a Las Compañías a mediado de la década del ‘50  desde Potrerillos cuando la fábrica de Cemento Juan Soldado se había transformado en una industria modelo y el orgullo de La Serena.

Su padre José  Manuel Marín se transformó en un reconocido panadero y sin proponérselo se relacionó directamente con esta industria que destacaba por su estilo de construcción.  “Cuando llegamos a este sector era muy pobre,  de pura tierra. Nuestra casa la levantamos de adobe y acarreábamos  el agua del canal Jaramillo en tambores”, rememoraba.

Marín creció con el desarrollo de esta industria. Incluso, en una primera etapa acompañó a su padre a vender pan en sus instalaciones. “Fue muy bonito porque iba a vender pan en carreta, esta fábrica fue muy importante para las familias y  se cerró por política, hay que recordar que en esos años se metió la fábrica de cemento Melón y se perdió el auge. Incluso, teníamos tren desde el sector de Juan Soldado al centro de la ciudad que llevaba y traía a los trabajadores”, recuerda en su hogar de La Compañía Baja.

Incluso, con el tiempo  su padre también terminó trabajando en la fábrica. “Se  desempeñaba en la gasfitería y alcanzó a trabajar como 4 a 5 años, aunque yo estaba pequeño, pero me acuerdo bien”, enfatiza.

No oculta la frustración que le provocó el destino que finalmente tuvo esta industria, “hay puras ruinas y llega a dar pena porque uno se recuerda de todo eso, sobre todo de la niñez que tuvimos.  Era un buen ingreso para la familia y nuestro caso vendíamos bastante pan, mi padre  logró acceder a una carreta y me enviaba a vender”, complementa.

Don Juan Alfaro vive en calle Aurora de Chile al llegar  a Avenida Islón y el inmueble lo construyó con sus manos a principios de la década del ’50 cuando tenía 20 años.  En  agosto de 2022 cumplió 95 años y recordaba que la vivienda la levantó con el cemento de Juan Soldado.

En donde consolida su fábrica de muebles La Alpina y agrícola, el pasado está presente en numerosas obras que se levantaron durante El Plan  Serena con el cemento elaborado  en Juan Soldado. De hecho, en Las Compañías ex trabajadores  también ocuparon este material en sus viviendas.  Incluso,  la iglesia San José de Juan Soldado fue enviada a construir por el propio industrial Rodolfo Jaramillo con material  de la fábrica. Esta información es destacada cuando se concretan rutas patrimoniales en su entorno.

Carmen Muñoz Urrutia (70) nació y creció en calle Álvarez Zorrilla en La Compañía esquina Gabriela Mistral y la vida de su familia y principalmente su padre Juan Muñoz Cortés  estuvo ligada al auge de la fábrica de Cemento Juan Soldado. “Fue bueno para la familia, cuando se retiró de la fabrica continuó con comercio ambulante donde vendía paltas, quesos, nueces y descarozados”, admitía.

Carmen Muñoz Urrutia (70) recuerdo  como su padre  trabajó en la fábrica de cemento Juan Soldado

Tal como había ocurrido con el gran porcentaje de las fábricas de la provincia de Coquimbo, su puesta en marcha fue clave para las familias de los obreros y empleados. Aunque  la totalidad de los puestos eran ocupados por  hombres por el tipo de labor que se ejecutaba,  se reconocía  el trabajo de las mujeres desde otra esfera de la industria. De hecho, esto se reflejó en la construcción de la historia de la fábrica Polpaico que  se elaboró en el 2022 y que fue construido  con el relato de un grupo de mujeres.

 Es importante destacar que aquellas mujeres que se hacían cargo de las labores domésticas y del cuidado de sus hijos lo hacían desde un lugar de reconocimiento y valoración. Eran ellas quienes iban a las reuniones de apoderados y las catequesis o incluso quienes administraban los recursos familiares”, precisaba el texto. 

Incluso,  Dagoberto Vargas destacaba  el aporte de su madre. Mi papá era de los que entregaban el sobre cerradito con toda la plata, tu mamá hizo milagros siempre, tu mamá pudo llenar la olla todos los días del mes con lo poquito que yo le daba”. 

Su construcción  fue de primer nivel y actualmente aún  se puede advertir el escudo en el ingreso de sus instalaciones. En sus avisos publicitarios se presentaron como, “la fábrica moderna proveedora de cemento para todo el norte del país, toda clase de cemento y cualquier cantidad, distribuidores en todo el país. Cemento Juan Soldado, La Serena-Chile, siempre firme”, resaltaban los avisos a principios de 1950.

LA CONSTRUCCIÓN DE UN SUEÑO

Cemento Melón se había convertido en la única fábrica hasta 1944 y tenía el monopolio absoluto. Había surgido en 1906 en la ciudad de La Calera y fue clave  en las construcciones que se efectuaron  en Chile en la primera mitad de 1900.  Sin embargo, la Corporación de Fomento a la Producción decide crear a principios de la década del ’40 en el sector de Las Compañías la Fábrica Juan Soldado.  

En su decisión había un antecedente clave: ese año, según la revista Concreto, la demanda promedio anual alcanzaba a 580 mil toneladas y Melón solo producía 365 mil. Incluso, el interés por acceder a este material llevó a que en 1945 se comenzara a delinear  el surgimiento de la fábrica Polpaico, primero como productor de cal y luego cemento.

La iniciativa se proyectó en 1942 a 7 km al norte de La Serena y con el apoyo de CORFO se adquirió los hornos en una planta de Estados Unidos, así como la planta de chancado, flotación, colectores de polvo, grúas y  transportadores. Comenzó su labor en 1946 y se transformó en una de las plantas industriales más modernas de Sudamérica y con una proyección de cinco décadas.

En las imágenes históricas se advierte el nivel de la fábrica donde se levantó una planta con alta tecnología, sino que también  una  población destinada a los obreros.

Nada se dejó al azar. Mientras el diseño resolvía el uso de carbón o petróleo, también tres tranques abastecían el agua suministrada por un canal de doce kilómetros de largo desde el Río Elqui. De hecho,  actualmente  el afluente lleva el nombre del prestigiado industrial (Rodolfo Jaramillo).

Junto a las instalaciones de la maquinaria  e infraestructura de primer nivel se construyeron edificios para las oficinas de la administración, casa de ingenieros, una moderna población para obreros y empleados. La marcha blanca comenzó en julio de 1945. Con ello se abren nuevos horizontes para el mantenimiento económico de la provincia y del país”, publicaba diario El Día en julio de 1945.

En las imágenes históricas se advierte el nivel de la fábrica donde se levantó una planta con alta tecnología, sino que también  una  población destinada a los obreros.

De la misma forma se reconocía que la  Provincia de Coquimbo, “tiene contraída una deuda de gratitud por la creación de esa fuente de producción que es la Planta de Cemento Juan Soldado,  constituyendo ésta una proeza de la iniciativa chilena”, enfatizaba el artículo.

En diciembre de 1947 se alejó de la gerencia general de la fábrica Juan Soldado, Rodolfo Jaramillo.

El propio Jaramillo destacaba que  el cemento que se elaboraba en la industria serenense  es de la más alta calidad. “Mensualmente se están reduciendo los costos de producción con la ayuda de las maquinarias recientemente instaladas (…) Considero que mi labor estaba prácticamente terminada y que mi presencia en la industria no era ya indispensable y quedan muchas otras cosas por hacer en esta región a las cuales con más libertad dedicaré mis mejores esfuerzos”, precisó en su despedida.

El ejecutivo puntualizaba que la fábrica se encontraba en un buen momento, “tienen sus instalaciones prácticamente terminadas. Falta en verdad el equipo para remover mecánicamente las sobre cargas del yacimiento, pero esta maquinaria ya están encargadas y deberían llegar al ps en marzo o abrildel año entrante, también la turbina de reserva que ya está comprada, llegará en septiembre de 1948. La producción de la fábrica está hoy día totalmente normal”, complementaba el industrial.

El propio  Presidente de la República, Gabriel González Videla admitió que “mucho le debe el país”.  A través de una carta el Jefe de Estado  confesaba que, “pocos hombres como usted se han sacrificado más en planificar y realizar una industria de la importancia para Chile  como la fábrica Juan Soldado. Comprendo que debe ser penoso para usted cotejar sus desvelos, esfuerzos y sacrificios a favor de esta obra  y la poca comprensión que encontró en algunas personas o sectores. He asignado a Juan Soldado una gran importancia en el desarrollo industrial de Chile y fue por eso de mi deber prestarle todo mi apoyo y colaborar en cuanto pude para el mejor éxito de su su gestión”, remarcaba el jefe de Estado.

SEÑALES DEL OCASO

En mayo de 1948 la fábrica fue adquirida por la Sociedad El Melón quienes complementaron la producción de cemento con la del abono fosfatado, “con esta determinación creemos que se reafirmarán los trabajos de nuestra importante industria que en los últimos tiempos había pasado por un periodo de indecisión. Esta noticia vendrá a tranquilizar los ánimos de las numerosas personas interesadas en ella, tanto accionistas, empleados como obreros”, manifestaba la prensa regional.  

Pero, en los meses  siguientes se desató la crisis. En una nota de prensa de El Día se sostenía que la fábrica Juan Soldado, “está en grave peligro de paralizar a corto plazo por falta de divisas”. Se planteaba que los recursos eran claves para importar algunos repuestos, “que le son imprescindible ha obligado en los últimos días a disminuir a solo una cuarta parte de su capacidad las faenas de su planta vecina a La Serena y al mismo tiempo ha hecho levantar el peligro cierto de una paralización total a corto plazo de esta fábrica si el consejo de comercio exterior no le da a la sociedad un trato distinto al que ha tenido en los últimos años para con  ella”, indicaba la nota de prensa.

Se insistía que una industria que debería desarrollarse en forma muy prospera y proveer de importantes cantidades de divisas a nuestra economía, vive gravísimas dificultades económicas y técnicas  y en peligro  de reducir  cada vez más su producción”.

En la prensa local se admitía el difícil momento que vivía la empresa y se definió como la única industria “importante con capitales chilenos, enclavada en la periferia misma de La Serena: La fábrica de Cemento y Fosfato, Juan Soldado, se encuentra en estos momentos  en grave peligro de paralización que podría significar un colapso por un periodo muy largo desde hace tiempo y esto no es un misterio  para nadie que algún interés tenga en el país la marcha de nuestras industrias”.  Se reconocía que  la fábrica soportaba en su ejercicio financiero un déficit que en 1954 fue del orden de los 8 millones de pesos , “y que aumentará”.

Se explicaba que la principal causa del déficit fue la limitada producción del cemento por falta de mercado. “Desde que la  planta de Polpaico entró a funcionar y Melón hizo importantes ampliaciones en su fábrica de La Calera, la producción del cemento chileno ha alcanzado niveles cada vez superiores que sobrepasan  de un modo apreciable los correspondientes a la demanda interna. Juan Soldado es la más afectada por esta anomalía”, recalcaba.

Las expectativas estaban centradas en la exportación, “la única válvula que podría abrirse hoy para lograr tal aumento de producción sería la del comercio de exportación. Existen reservas de cemento para atenderlo desde ahora mismo y la demanda argentina, peruana y boliviana sería capaz de absorber cada mes, algunos miles sacos de cemento chileno. Las plantas nacionales están en condiciones  de aumentar su producción actual en el instante mismo en que se les asegure una mayor demanda.  Y todo lo que tendría el gobierno que hacer para autorizar ese comercio de exportación es fiscalizarlo en forma de asegurarse que las fábricas abastecerán previamente de preferencia y sin trastorno alguno la demanda interna”, se enfatizaba.

En este escenario se reconocía que en espera de que la posibilidad de que la exportación se concretara, “la sociedad propietaria ha mantenido el funcionamiento de Juan Soldado, pese a las pérdidas que ella arroja y, más con sentido previsor y a medida de sus muy escasas disponibilidad de divisas, ha venido realizando en los últimos años un interesante plan de ampliación de instalaciones  y de compra de equipos móvil, indispensable una y otro para acelerar la producción y bajar sus costos”, precisaba.

EL DESCONTENTO ATERRIZA EN EL PARLAMENTO

Cuando la fábrica llevaba un año cerrada, en la Cámara de Diputados se leyó un informe del Misterio de Hacienda a raíz de algunas consultas que había formulado a través de un oficio el entonces diputado  Renán Fuentealba Moena. El documento establecía que el mercado de cemento de las provincias del norte, “no llega a las 40.000 toneladas anuales, cifra equivalente a menos de un 20 % de la capacidad de producción de nuestra planta (…) Como es obvio una producción de este orden es totalmente antieconómica, lo cual llevó a la paralización total de las actividades de la Planta de Juan Soldado”, remarcaba.

En medio de la crisis se analizó posibles salidas alternativas. En este sentido se planteaba la producción de abonos fosfatados. “Solo podría pensarse en reiniciar la elaboración de fosfato si se coloca a esta industria en igualdad de condiciones que la del resto de la industria nacional”, señalaba el documento. De la misma forma también se barajaba continuar con la elaboración de cemento, la zona de atracción para el cemento de Juan Soldado puede agrandarse, cuando las fábricas de cemento de la zona central copen su producción, para lo cual el consumo debe aumentar en 6.000.00 de sacos. En dicho caso Juan Soldado podría enviar partes de su cemento a la zona sur, desembarcando por los puertos de Talcahuano, Corral y Puerto Montt. Esta posibilidad la vemos cada día más lejana con el proyecto de instalación de la Planta de Cemento Bio-Bio”. 

Sin embargo, se reconocía que de ser factible, “el transporte de cemento de Juan Soldado a la zona sur sería practicable por vía marítima, lo que resulta extraordinariamente caro (…) Actualmente la zona sur es abastecida casi exclusivamente por las fábricas  de Melón y Polpaico”, remarcaba.

En noviembre 1957 La Serena recibía la noticia que se había acordado paralizar definitivamente la fábrica  de cemento y abonos fosfatados Juan Soldado.  El consejo  de la sociedad era liderado por el  ex Presidente Gabriel González Videla. Con ello se dejaba cesante a 55 empleados y a 250 obreros. “La paralización de Juan Soldado dejará cesantes a obreros que trabajan en las minas de apatita que proveen a la fábrica  de la materia prima para la producción de abonos fosfatados. Por otra parte la medida afectará también gravemente las actividades de transporte y la de embarque marítimo  así como las del comercio en general”, planteaba.

Años después el diputado Renán Fuentealba Moena pidió  la reapertura de la fábrica, “la provincia tiene derecho a saber la verdad, Juan Soldado se instaló previo estudio hecho por la Corporación de Fomento de la Producción sus maquinarias fueron adquiridas enEstados Unidos por intermedio del representante de la CORFO en ese país, don Roberto Vergara Donoso, actual ministro de Hacienda(…) Conviene tener presente  que la maquinaria adquirida  por Juan Soldado lo fue en la misma época en que Melón también  adquirió una partida  de hornos rotatorios en Estados Unidos, proveniente de la misma instalación industrial por lo que sería majadero sostener que son inferiores  las maquinarias de Juan Soldado a las de cualquier otra fábrica, indicaba el legislador.

En enero de 1962 aun había esperanza que hubiese una solución. Se hablaba de una transformación de la fábrica. “De manera de aprovechar parte de las costosas instalaciones como planta concentradora de minerales de baja ley (…) Tal transformación contaría con la aprobación de la fábrica de cemento  Melón que tiene los principales intereses en la paralizada industria”. 

Sin embargo, la reunión no fructifico.  El representante de  Melón Manuel Mardones insistió que la fábrica Juan Soldado, no tiene posibilidades  ni con cemento ni con abono fosfatados. En cuanto a concentrado de minerales de cobre también tiene pocas perspectivas por el gran tamaño de la planta y la falta de yacimientos apreciables a distancia conveniente”, planteaba.

Se insistió que la única posibilidad  que consideraba es la de producir fierro esponja reduciendo mineral de alta ley mediante algunos nuevos procedimientos  que están en desarrollo. Los estudios están en una etapa  muy preliminar a decir del señor Mardones, pasarán de seis meses a un año antes de saberse si es operable este procedimiento en Juan Soldado de tal manera que doce millones de dólares en instalaciones seguirán descansando mientras los técnicos encentran la formula que permita  que Juan Soldado vuelva a ser la principal industria regional”. 

 Hasta 1970 aún existía la esperanza de aprovechar la infraestructura de la paralizada fábrica de cemento. Se planteó la iniciativa de ocupar este espacio como una estación para generar energía eléctrica. Pero las tratativas con Endesa no fructificaron. De hecho,  las conversaciones fueron lideradas por el propio  alcalde de La Serena de la época, Carlos Galleguillos. Es por ello que se indicó que “la planta es el último vestigio que queda de lo que fue la fábrica de Cemento Juan Soldado. Deberá ahora ser desmantelada en vista de que no hay negocio  con Endesa. Esta planta será vendida al extranjero o a otras ciudades pequeñas del país”, destacaba la prensa regional.

UN NUEVO IMPULSO

Por décadas las instalaciones de la fábrica estuvieron abandonadas, aunque la infraestructura  que había quedado en pie demostraba la importancia  de su desarrollo. En el 2011 el espacio fue adquirido por la familia Erler  donde concentra  la agrícola, la fábrica de muebles La Alpina, un centro  deportivo y el centro de eventos Villa Vela con el cual buscan colocar en valor el pasado patrimonial del recinto. Las instalaciones son de lujo. Su director Mario Erler (29) está entusiasmado con el proyecto. “Lo que hemos hecho como familia es un trabajo importante en lo que es la recuperación del patrimonio regional donde hemos trabajado en la restauración de la ex fabrica cemento Juan Soldado donde la casona que era la oficina administrativa actualmente está funcionando como centro de eventos”,  recalcó.

El objetivo lo tienen claro. “La idea que tenemos es darle una segunda vida a la fábrica de cemento que se construyó en  1940 y operó por diez años, después quedó abandonada  a merced del tiempo”, enfatizó.

Ocho décadas el espacio está en manos de la familia Erler  y en  sus instalaciones concentran una agrícola, centro deportivo, fábrica de muebles y un centro de eventos.

De inmediato advirtieron el potencial que tenía como patrimonio, “y recuperar las instalaciones, restaurarlas y darle una segunda vida. La idea como centro de eventos es que las personas que vengan a visitar el lugar conozcan de la historia y la importancia que tuvo  la fábrica de cemento Juan Soldado en aquella época”profundiza.

Remarca que una vez que adquirieron la propiedad tenían las nociones básicas de la historia, sin embargo, confiesa que quedaron fascinados al recorrer las instalaciones y los vestigios que aún quedaban, aún sentimos que falta por recuperar más historia e información, por lo tanto hacer un llamado a la comunidad de la Región que si tienen historia o de algún familia que trabajó es importante poder recuperar eso y tener el registro que tal persona trabajó acá y que función hacía, como era  el lugar, la energía, las vibras, como se vivía el día a día dentro de la fábrica de Cemento Juan Soldado para poder traer todo eso a la actualidad y poder plasmarlo en un registro que quede a través del tiempo”.

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