Matrimonio potencia emprendimiento de Salón de Belleza en Las Compañías
Beatriz Rojas y José Riquelme se han complementado para sacar adelante Bea Salón de Belleza que partió hace 16 años y actualmente están empeñados en lograr el mismo éxito con la primera sucursal que abrieron en calle Eleuterio Fredes al llegar a Brillador. La apuesta ha estado centrada en elevar la autoestima de las personas del sector.
Beatriz Rojas Pizarro estudió Secretariado ejecutivo computacional, pero terminó transformada en una reconocida estilista que en 16 años ha logrado consolidar su salón de Belleza Bea que abrió en su domicilio en la población Arcos de Pinamar en Las Compañías. Su historia está plagada de esfuerzos que comparte con su esposo, José Riquelme quien luego de incursionar en otros proyectos, también siguió el mismo rubro y desde hace un año está a cargo de la primera sucursal de Bea en calle Eleuterio Fredes al llegar a Brillador. Ambos se complementan y poseen los mismos sueños. En los respectivos locales se explayaron en cómo lograron sacar adelante el emprendimiento que representa todo un orgullo para Las Compañías.
Beatriz reconoce que en ningún momento pensó en estudiar peluquería, “siempre mi sueño fue lo de secretaria ejecutiva, pero se dio la oportunidad de un curso y lo tomé, porque, además, había moda, confección, pero yo preferí peluquería, ahí estuve dos años. Después nos fuimos a Santiago, hice otro año más y cuando regresamos me coloqué con mi peluquería en Las Compañías”, rememora.
Pero, admite que había otra razón para emprender en forma independiente, ” para mí fue como un regalo porque mi tercera hija nació con una dificultad y la tenía que llevar a la Teletón por lo que con esto de la peluquería me podía dar mis tiempos, dejar de trabajar en cualquier momento”, sentencia Beatriz.
Se declara una emprendedora. “Con ganas de trabajar, surgir y tener mi propio salón, que era lo que deseaba después de estudiar, por lo que nos arriesgamos. Nos ha costado, nada es fácil, además que hemos tenido bastante competencia. Han aparecido muchas peluquerías, salones de belleza por un lado y por otro, pero hemos tenido una excelente clientela y fieles”, profundiza.
Su máxima es la empatía, “y lograr lo que el cliente quiere, siempre hemos tratado de darle en el gusto”, aunque no oculta que en principio tenía un cierto temor, “pero mi esposo me instó a realizarlo, yo hice todo lo que es el papeleo y él se preocupó de hacer este lugar (muestra su local) y comprar las cosas. Cuando llegó el momento fue terrible, porque abrimos y el primer día ningún cliente y al segundo día uno. Comenzamos con miedo, temor a cometer algún error, pero de apoco fue llegando la gente, pero después me fui soltando un poco más”, recalca.
Su fuerte, es la peluquería y todo lo que es coloración y visos, pero también tiene cursos de depilación, ‘manicure’ y ‘pedicure’ y cuentan con una persona que realiza esta labor.
CULTIVANDO EL AUTOESTIMA
Beatriz puntualiza que junto con la entrega de un buen servicio apuestan por potenciar la autoestima de las personas del sector Las Compañías. “Como estilista siempre buscamos que las personas sea siempre mejor y que la mujer se sienta linda y que su autoestima suba. Darle un buen servicio, recibirlas con cariño y atenderlas bien y darles en el gusto”, reitera.
Actualmente su esposo está de lleno en el rubro. Está a cargo de la sucursal ubicada en calle Eleuterio Fredes al llegar a Brillador. “El tener una sucursal era mi sueño de muchos años. Ha sido genial nos apoyamos mutuamente (con su esposo), tenemos las mismas ideas (…) Además, es bueno, tener las dos peluquerías en Las Compañías”.
José Riquelme se define como un emprendedor. Inicialmente efectuó cursos de seguridad para establecer una empresa, pero no se dio la oportunidad. En paralelo realizó un curso de orfebre que le permite hacer reparaciones de joyas, plata, oro y la instalación de pilas a los relojes y arreglar pulseras, “pero tampoco se dio para sustentarme, luego surgió la oportunidad de hacer un curso de peluquería. Dije, ‘si mi esposa es peluquera, tengo la empresa en la casa, por qué no trabajar con ella’, por lo que empecé a apoyarla. Una vez que terminé el curso, aún era aprendiz y cuando me tocaba trabajar, ella se aseguraba que lo hiciera bien. El tiempo me dio la experiencia. Transcurrieron como diez años hasta que surgió la oportunidad, tenía la necesidad de tener mi negocio y ahí plantee abrir una sucursal y se dio la oportunidad de este local y me instalé, pero me faltaba una ayudante y ahí llegó Anita”, manifiesta.
En abril de 2024 cumple el primer año liderando la sucursal, “yo quiero crecer, lograr ser un empresario y hacernos conocidos en el sector, porque al final de cuentas es el cliente quien elige donde atenderse. No miro a los otros locales como una competencia, sino que como colegas de trabajo donde se pueden sacar enseñanzas, ellos pueden aprender de uno y, tal vez, en el futuro, se puede armar una alianza. Quiero emprender afirmándome en este lugar, atraer la atención de los clientes, haciendo márketing y publicidad. Estoy enfocado en hacerme conocido”, asegura con entusiasmo.
José irradia optimismo y fuerza. “A mí me gusta emprender, hacer cosas, renovarme, ir cambiando cada cierto tiempo de actividad porque veo que soy capaz y puedo hacer más”, enfatiza.
Su emprendimiento de joyería lo intentó en la galería Esmeralda, “pero fue en una mala época, como estaba recién empezando con la idea de emprender, tenía el entusiasmo, pero no los conocimientos de empresario por lo que no hice el estudio de mercado”, explica.
Vio la oportunidad de arrendar un local y lo concretó, “dije, ‘voy a ser pionero en Las Compañías, será la única joyería en Las Compañías, espero que la gente del sector sea mi cliente’, pero me equivoqué, porque la gente de todas partes va a al centro, después vino el estallido social, se me metieron a robar, perdí una cantidad importante de dinero en joyas, vino, la pandemia y tuve que cerrar”, sentenció.
LA IMPORTANCIA DE LA EXPERIENCIA
Pero, no se amilanó y advierte que con la peluquería es distinto. Posee mayor experiencia y conocimientos de como emprender. Incluso, ya tiene pensado la idea fuerza del negocio. “Convencer a la gente que el salón de belleza Bea le va a refirmar su belleza y autoestima para que la mujer de Las Compañías se sienta segura. Que no tiene para qué ir al centro a buscar un servicio que lo tiene acá, economizará en estacionamiento, pasaje. Los profesionales tenemos años de estudio y experiencia. Mi esposa en la casa matriz de Pinamar tiene más de 15 años de experiencia en el rubro, lo mismo Anita, yo soy experto en la atención de varones tanto en el corte tradicional como en los cortes urbanos que se están usando últimamente. Esperamos a la clientela que se venga a atender acá y tendrá excelentes resultados”.
Se ha dado el plazo de un año más para lograr que camine el negocio, “por eso estoy full colocándole empeño en el marketing, haciendo letreros, publicidad para que la gente conozca el salón de belleza Bea”, subraya. Igualmente cree que potenciar el autoestima de las personas es clave, “no solamente en las mujeres, los niños (as) les gusta ir bonitos al colegio. Obviamente las madres también se quieren lucir, el marido igualmente quiere ir bien presentado. Esa es la idea del salón de belleza, que la gente reafirme su autoestima, que es salud, si tiene un buen autoestima anda bien por la vida y sonríe”, puntualiza