Jacqueline Cisternas: El liderazgo femenino que marca al baile Moreno
Ingresó a la agrupación a los 5 años cuando la cúpula era dirigida sólo por hombres, pero con talento y perseverancia logró abrirse pasó hasta convertirse en líder de la institución, aunque descarta una postergación y reafirma que la oportunidad se la ha ganado con trabajo.
Es un domingo de octubre en la población El Olivar de Las Compañías y las organizaciones católicas veneran a Santa Teresita del Niño Jesús por las calles del sector. En medio de la festividad, Jacqueline Cisternas entrega una serie de órdenes a los integrantes de la agrupación religiosa Sociedad Baile Marino donde por sus méritos lidera como jefa. Su caso forma parte de la inserción de la mujer en este tipo de estructura que por décadas estuvo reservado sólo para hombres. Incluso, en algunos lugares este esquema sigue intacto. De hecho, a la misma hora de esta procesión, en la localidad de Almirante Latorre al interior de la comuna de La Serena, los lugareños y fieles igualmente celebraban la festividad, donde la totalidad de los integrantes del baile religioso del pueblo estaba compuesto por hombres.
Es por ello que el ejemplo de Jacqueline es digno de destacar y forma parte del proyecto periodístico Bailes Religiosos: La visibilización de la mujer en primera persona financiado por el Gobierno de Chile, a través del Fondo de Fomento de Los Medios de Comunicación Social 2024 y el Consejo Regional.
Habla de su labor con pasión. Se refleja claramente en las entrevistas que tuvimos con ella en la capilla convertida en un centro de oración y ensayo y en plena procesión en la población El Olivar. “Esta es nuestra vida, es lo que hacemos y nos gusta (…) Es una emoción muy grande, porque se prepara para todo lo que viene en la danza. Lo que vive en el día a día lo refleja acá en el danzar”.
Su vinculación con el baile religioso se produce a los cinco años. “Mis abuelos, Marcial Ramos con el jefe del baile de ese momento iniciaron esta agrupación”. Sus padres Oscar Cisternas y su madre Vitalia Ramos se integraron como socios. Actualmente tiene 48 años y no ha parado, “mi madre igual estuvo en los inicios del baile y toda la familia por parte de mis abuelos y los hermanos de mi madre estuvieron en la institución y se siguió toda la línea”, explica.
Con el tiempo se terminó por encantar con esta manifestación religiosa, “tengo bastantes años acá y no lo he dejado (…) Esto es una familia y que se lleva en la sangre por lo que no se puede dejar. Mi madre me cuenta que yo quise ingresar (institución) y me involucré. Bailé y aprendí solamente mirando, nadie me enseñó los pasos y me puse a la fila como una de las últimas al ser la más pequeña”, recalca.
Confiesa que cuando baila le afloran los sentimientos de fe. “Es como un agradecimiento, agradecer que la familia está bien, el hecho de no tener enfermedades (…) En mi caso continuaré hasta que el cuerpo me dé (…) En principio no se tomaba mucho en cuenta a los jóvenes para jefe aunque actualmente predominan las mujeres se ha invertido un poco el tema de los hombres. Cuando se inició nuestro baile eran puros hombres, las únicas que habían eran abanderadas y después se fueron incorporando mujeres a las filas (…) Cuando yo ingresé eran hombres las personas que estaban de jefes y como se eligen por disciplina, al ser hombres era como más estricto y lo que se plantea se hace, aunque nosotros seguimos lo mismo. No por ser mujer haremos lo contrario”, manifiesta.
Respecto a sus sueños es categórica. “Seguiré hasta que el cuerpo me diga basta, la clave para pertenecer son las ganas de estar, solamente eso”, refuerza.
Actualmente integra el grupo junto a su esposo y con el tiempo se transformó en jefa del baile donde lleva cerca de una década. “Es una responsabilidad muy grande ser jefa de baile, estar a cargo de 40 personas y de diferentes tipo de edades, pero se ha sabido llevar. Tienen mi apoyo y ellos (integrantes), también me han sabido apoyar en las decisiones que se han adoptado en conjunto, todo se conversa”.
Toda su vida ha estado ligada a Las Compañías. “En el sector donde está la capilla había un monolito y con el tiempo se ganó este terreno y luego se comenzó a construir la capilla de madera, después se postuló a unos proyectos participativos y se construyeron las actuales mejoras. Habíamos postulado solamente a techo, pero fue tanto lo que trabajamos que decidimos que la refaccionaríamos completa y resultó”, puntualizó.
Los inicios del baile fueron a pulso, “mi madre nos cuenta que antes se juntaban en las casas o en el domicilio de don Raúl que fue el primer jefe para realizar las reuniones. Hacían ensayos en las calles donde se podía, pero ahora tenemos nuestro espacio”.
Explica que cada mes de diciembre se colocan los cargos a disposición y los mismos socios renuevan sus directivas. “La asamblea es la que elige las jefaturas si se continua o se cambiará”, explica.
A pesar que históricamente los bailes fueron dominados por hombres, Jacqueline descarta una postergación. “Antes que estuviera yo de jefa, el cargo lo ocupó Claudia, ella fue la primera mujer y después seguí yo. Mi función es estar a cargo de 40 personas aproximadamente y ver el funcionamiento del recinto. Establecer cómo vamos a trabajar y la forma de solventarnos y preocupada de que todos estemos bien (…) Se dio el hecho, el don y aquí estamos”, argumentó. Cree que la eligieron por su carácter y la experiencia de integrar por años la institución. “Las mujeres podemos hacer lo mismo que los hombres y a veces mucho más”.
INCENTIVANDO EL INGRESO JOVEN
Jacqueline admite que actualmente son pocos los jóvenes que integran la agrupación situación que le preocupa. “Nosotros tenemos niños, pero pocos, porque los jóvenes están en otra cosa, en el internet, computación y ven a los bailes religiosos como otra cosa, les interesa vincularse con algo más cultural donde no se le exige y no tienen compromisos con nada”.
El tema le inquieta, aunque planteó que la mayoría de los bailes, “no cuentan con muchos jóvenes, hay que encantar a la juventud y ver de qué manera les pueda gustar, lo que ocurre es que a los jóvenes no les gusta el compromiso (…) Nosotros somos danzantes y músicos”.
EL HITO DE LOS 50 AÑOS
En julio de 2020 se celebraron 50 años con una eucaristía donde se destacó el trabajo de los primeros forjadores: Raúl Iribarra, Darío Santibáñez, Gustavo Barrera, Marcial Ramos, Luis Santibáñez, Anibal Ramos, Guillermo Calderón, Gabriel Rojas, Jaime Ramos, René Pacheco, Nancy Díaz, José Vega, Dante Ramos, Abelardo Ramos, Segundo Velásquez, Claudia Vergara, Jacqueline Cisterna. El trabajo se extendió por dos años en la preparación de los danzantes y los instrumentos como las matracas característicos en los bailes morenos. Los instrumentos se confeccionaron artesanalmente por los propios integrantes. La fecha de fundación quedó plasmada el 20 de julio de 1970 e inscrita a fuego en los estandartes y estatutos, bajo el nombre de Sociedad Baile Moreno. La familia Iribarra, principalmente Raúl Iribarra, trajo el modelo del norte de Chile donde existía un baile similar.
La patrona del grupo es la Virgen del Carmen, cuya imagen está en el sector desde 1972, se envió a confeccionar a Ovalle y hasta ahora ha permanecido intacta en la capilla El Carmen. En paralelo los fundadores lograron acceder a un terreno en la población Jaramillo (hoy calles Las Rosas) donde se construyó primeramente una ermita en 1972 y luego una humilde capilla de madera que estuvo a disposición de la población que habitaba el sector. El templo fue bendecido por el obispo Juan Francisco Fresno. Igualmente recibió el apoyo pastoral de las Monjas Domínicas de la Anunciata quienes le obsequiaron el primer estandarte bordado a mano por ellas mismas.
Las festividades importantes en las que participan son las de julio donde celebran la Fiesta Patronal en honor a la virgen del Carmen y la Fiesta de Andacollo.
RECONOCIMIENTO AL ESFUERZO
En marzo de 2021 Jacqueline Cisterna fue reconocida en el Día Internacional de la Mujer por la Municipalidad de La Serena, a través dela Delegación de Las Compañías. Justamente se resaltó su liderazgo femenino en el baile Moreno, representando un claro ejemplo de cómo las mujeres se han ganado un espacio en labores que antiguamente estaban reservadas para hombres. De hecho, en la oportunidad, mostró una antigua fotografía del grupo fundado en julio de 1970 donde se evidencia lo relatado. “A lo largo de los años fui creciendo, teniendo en cuenta que antes los jefes de baile eran hombres. El cargo es como llevar una familia, debemos preocuparnos de mantener este espacio y, además, efectuamos trabajos y actividades para financiarla las diferentes labores y preocuparnos de la adquisición de nuestros trajes”, manifiesta.