Hasta dar la vida por el deporte

Para Luis Mercado (33) el fútbol fue su cable a tierra, el mismo  que terminó por quitarle la vida cuando  junto a su familia celebraran las Fiestas Patria  en el sector el Llano en 1984. En septiembre de 2018 se cumplen  34 años de esa tragedia que sus amigos  y entorno familiar recuerda con dolor. 

 

La noche del 19 de septiembre  de 1984 Luis Mercado y su esposa  Susana se prepararon para el tradicional paseo  que efectuarían al llano  ceca del cementerio  de Las Compañías junto a su grupo  familiar.

Las Fiestas Patrias habían sido intensas y  Luis le había prometido  que no  jugaría a la pelota para no arriesgarse.

Aunque su pasión era el fútbol los médicos le habían recomendado  extremar los cuidados por  una afección detectada en el corazón.  De hecho,  en dos oportunidades había  sufrido un desmayo que llevaron a la familia a estar  en alerta.

Durante toda la mañana la jornada estuvo tranquila. Sólo enfrentaba un dolor de cabeza luego que había estado en el matrimonio de una sobrina hasta la madrugada.  Pero, después de almuerzo Luis no aguantó la tentación de jugar a la pelota con sus amigos y familiares. En otras oportunidades también, haciendo caso omiso a las recomendaciones médicas, se las ingeniaba para jugar una pichanga. Pasaron algunos minutos cuando  cayó al suelo. Las consecuencias fueron fatales. Pese a los intentos por reanimarlo  falleció  a los 33 años y tiñó de tragedia  Las Fiestas Patrias. “Él organizaba las pichangas  y ese  día 20 de septiembre   hacía mucho calor, cuando de un momento a otro lo veo que se cae”,  confesó  su esposa Susana Gálvez.

En su  hogar en el sector de la población El Tofo, repasó junto a La Compañía  en septiembre de 2014 el fatídico episodio que estas Fiestas Patrias cumple 34 años.

Luis  Mercado se desempeñaba en la CMP como  electricista. “Cuando jugaba  se le aceleraba el corazón. Él era muy deportista”, rememoró.

Su club de toda la vida era El Peñarol. De hecho,  en la gruta que se levantó en el mismo lugar donde perdió la vida, una camiseta con  firma de sus amigos y familiares ocupa un lugar importante.

El deceso golpeo fuerte a su familia, sobre todo a sus tres hijas de 11, 12 y 8 años.  “Luis era una persona muy especial, correcta  y le gustaba mucho ayudar a la gente. Estoy bendecida por él, cada trabajo que efectuamos le pido que nos ilumine y nos ayude  y sobre todo a sus hijas, porque  he sido madre y padre para ellas. En más de una oportunidad ellas me han comentaba la falta que le hacía su papá”.

Tanto  en la gruta en el sector  el llano como  en  su tumba en el cementerio   de Las Compañías, el recuerdo es permanente. Sus familiares concurren sagradamente  a recordar su imagen  y depositarle flores.

RECUERDO LATENTE

Cada 20  de septiembre  la familia recuerda su fallecimiento  en el mismo lugar donde ocurrió. La actividad se ha transformado  en un ritual que aún  se concreta. “El primer año fue muy emotivo y se ha mantenido.  Cada año se oficia una misa en su recuerdo. Almorzamos y los niños bailan cueca y el típico deporte en su memoria. Es un hecho que no se ha podido olvidar”,  rememoró su esposa Susana.

 

Agregar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos requeridos están marcados *