La vigencia del grupo Creencia
Partieron en el barrio de calle Guatemala con Panamá en Las Compañías y llegaron a convertirse en uno de los conjuntos con mayor reconocimiento gracias a la pasión y talento de tres hermanos que cumplieron el sueño de armar una orquesta. Con la irrupción de las redes sociales uno de los integrantes mantiene presente el legado que tuvo un reencuentro exitoso con los integrantes originales donde Mario Carmona, quien falleció el 2016 fue clave.
El grupo Creencia comenzó con tres hermanos. Raúl Felipe Carmona (65) aún tiene vivo ese momento. Habitaba en Marquesa, Valle de Elqui. “Ahí había unos chiquillos que tocaban música y a mí me gustaba la guitarra y me enseñaron y cuando tenía 18 años me vine a la casa de mi mamá y pesqué a mis hermanos que tenían 14 y 15 años, Manuel Carmona y Mario Carmona. Ahí los metí en la música. La historia es media larga, pero bonita”, enfatiza.
El inicio a principios de 1977 fue a pulso. Para llevar a la práctica su pasión conseguían los instrumentos. Incluso, recurrieron al ingenio. Aún recuerda cuando transformaron unas bandejas de bronce de su madre en platillos para acompañar la batería que él le confeccionó a su hermano Manuel con unos cajones de té. “Así empezó el grupo, no teníamos nombre”, remarca.
En 1979 se integró Juan Vicencio y el cantante Sergio Flores. ”Ellos eran del barrio y vivíamos en calle Panamá con Guatemala”, rememora.
El Festival de Las Compañías que se desarrollaba en la Villa San Bartolomé a finales de la década de los ’70 e inicio de los ’80 se había transformado en el evento del verano. La orquesta festival era el grupo Zenith quien los invitó a participar. “Estábamos recién comenzando y nos llevaron donde ensayaban los artistas para el festival. Éramos cuatro y nos dijeron que nos faltaba una segunda guitarra y había una niño balanceándose en un columpio y se llamaba Nelson Andrade, ‘el cumbia”, ahí lo conocimos y se armó el grupo”, recuerda con nostalgia.
Carmona tenía 20 años y tras la actuación fueron felicitados y comenzaron a adquirir instrumentos. La primera vez el mismo grupo Zenith se los facilitó. “Y de apoco fuimos creciendo. Pero, después se fue Osvaldo Contreras y a mi hermano bajista le tocó hacer el Servicio Militar y hasta ahí llegó el grupo, a pesar que nos venían a buscar de todos lados para que tocáramos y justo para un 18 de septiembre teníamos que ir a tocar a Lambert y Mario estaba haciendo el servicio militar y para conseguir el permiso conversó con su superior que era Alex Ortiz a quien le gustaba cantar y le dio permiso y luego se integró al grupo”, complementa.
Carmona destaca el talento musical que existía en Las Compañías y la cantidad de conjuntos que surgieron. “Hay mucho talento aquí en el sector. A lo mejor se pierde, porque no tienen la oportunidad. Cuando empezamos nos costó mucho, nosotros íbamos a mirar los grupos y queríamos tocar, pero, a veces, nos negaban los instrumentos. En mi caso decía que si en algún momento llegáramos a tener instrumentos’ nunca le negaría a nadie utilizarlos “, enfatiza.
Tenían como referentes a los Wawanco y admite que nunca se interrumpió la carrera de la agrupación. “Siempre estuvimos. Lo que pasa es que después surgieron los grupos sound y llegaron a tocar casi gratis para hacerse conocidos y entraron firme en la industria. Nosotros éramos otro estilo. Llegamos a tocar hasta en el Hotel Francisco de Aguirre (La Serena)”.
Alex Ortiz (62) tocaba teclado, tumba, arreglador, pero reconoce que su pasión era cantar. Desde pequeño le gustó la música. “Estudié en la Escuela de Música tocando instrumentos que no tenía nada que ver, integré varios grupos ”, relata.
Confiesa que la mayor fortaleza del conjunto estaba en el juego de voces. “Cantando me transformaba, en todos lados era el pesado y agrandado del grupo, pero arriba del escenario me mezclaba con el público. A aparte de la humildad de los músicos que habían, ‘mis hermanos’ como nos decimos, en todos lados caíamos bien y eramos responsables que es lo principal”.
Carmona admite que la época dorada fue a mediados de la década de los ’80 hasta los ’90 cuando la banda la integraban sus dos hermanos, Alex Ortiz y Nelson Adrade. “Tocamos con grupos de renombre como La Sonora Palacios, Largo Camino y Los Vikins 5… Las metas que nos habíamos forjado dieron resultados, por ejemplo, gracias al hotel (Francisco de Aguirre) le tocamos a la elite de La Serena. Fueron buenos momentos que nos marcaron la pauta. Qué más se puede pedir porque, lamentablemente, en Chile de la música no se vive”, remarca.
VITRINA IMPORTANTE
Felipe dice ser un agradecido del impulso que lograron participando en la ramada La Compañiana de Osvaldo Tabilo. “Tocábamos con grupos ya consagrados y nunca nos achicábamos, teníamos el respaldo de Osvaldo quien decía todos ocuparían el mismo sonido, de lo contrario se tenían que ir y eso nos ayudó a nosotros claramente. LLegaba gente de todos lados y por ahí nacieron los contactos. Fue la vitrina para que muchos grupos llegaran a ser importantes”.
Ortiz concuerda que la ramada La Compañíana fue fundamental para la orquesta. “Fue uno de los pilares para nuestra superación, incluso, musicalmente”. Alex aún conserva una anécdota. “Me llama Osvaldo Tabilo si estábamos listos para el 18 de septiembre y comunica que íbamos a tocar con Capítulo V y nuestro repertorio era casi todo de Capítulo V por lo que tuvimos que cambiarlo al 100%. Me acuerdo que hicimos un popurrí que duraba una hora sin parar y el vocalista me dice ‘como hicieron eso’, ‘por culpa tuya’ le respondo yo. Ellos mismos nos felicitaban porque empezamos con una cumbia lenta, en el medio le metíamos rock, lentos y boleros sin parar y después hasta el mismo Osvaldo nos felicitaba”, rememora.
Felipe Carmona integró Creencia hasta 1996 y sus otros dos hermanos siguieron. “Me retiré por la necesidad de trabajo y no podía estar para los ensayos y se llamó a otro guitarrista. Le dije a los niños ‘yo los dejo hasta aquí, pero ustedes sigan porque el grupo debe continuar y si los puedo apoyar lo haré’. Llegó un momento en que ya no quise más con la música y me retiré”, recuerda.
LA APUESTA DEL REENCUENTRO
El 2015 el destacado músico Nelson Albanez les propuso volver a ensayar y concretar un reencuentro . “Le dije, ‘estoy retirado de la música y no tengo nada’. Y me reiteró, ‘empecemos de nuevo’. Nelson nos juntó, incluso, volvió Alex”, resalta Felipe Carmona.
Nelsón estaba entusiasmado de retornar a los escenario. Lo concretaron y tuvieron varios ensayos. Sin embargo, sorpresivamente enfermó y falleció. Quedaron consternados.
RECUERDOS DORADOS
Entre los registros fotográficos del grupo existe una imagen promocional tomada en la playa de Tongoy que marca los inicios del conjunto. Entre los integrantes se advierte a un joven Nelson Andrade (65), ‘el cumbia’.
Actualmente está retirado de la música y concentrado en su labor en un taller de pintura. Precisamente allí lo entrevistamos. Dice estar consciente que se transformó en un personaje en la historia de los grupos musicales de Las Compañías. Se inició en el grupo Creencia, pero también tuvo un paso por Los Zenith cuando tenía 19 años.
Confiesa que a ratos echa de menos la música. Recuerda que su incursión en el grupo Creencia fue en medio de un festival del verano que se organizaba en La Compañía Alta. “Al grupo le faltaba un integrante porque estaban recién comenzando y como ya había tocado con el grupo Zenith en percusión y tumbadora, dijeron que yo los podía ayudar”.
Su madre Sofía Sola Carrasco (88) quien tocaba guitarra y cantaba fue clave para que él se interesara en la música. “Con los Creencia estuve más de 20 años y a todos los integrantes nos gustaba la música y en mi caso era al oído no más. El grupo Creencia fue famoso “, subraya.
También integró Ritmo 5 de la localidad de Lambert, aunque enfatiza que nunca pensó en formar un grupo y liderarlo, “donde me convidaban iba, hoy día estoy más dedicado al trabajo, pero siempre me vienen a buscar, porque saben que me gustaban las tumbadoras y cuando estaba en el grupo Creencia cantaba. Con el tiempo estuve con Agua Clara del sector de Coquimbito. Siempre decían, ‘llevemos al cumbia’. Me pusieron así porque me gustaba la cumbia”, sintetiza.
PERDIDA CLAVE
El 2016 enfrentaron la muerte de uno de sus integrantes claves: Mario Carmona. La agrupación quedo devastada. “Ahí se nos fue la mitad del grupo, porque él aparte de que hacia todo, también daba órdenes en cuanto a la música. Era muy minucioso, nos decía ‘así es el toque con la guitarra, se hace de esta manera’. Era muy habiloso y creador”, recuerda Felipe Carmona.
Alex Ortiz admite que no fue fácil sobrellevar el deceso de Mario, “fue fuerte, nos costó seguir, pero la misma esposa de Mario nos obligó a continuar, porque dijo, ‘o siguen o vendo los instrumentos’. Era el genio del grupo. Confeccionaba hasta las tenidas y era hasta ingeniero de sonido. Hay varios grupos de Coquimbo que lo recuerdan por el sonido que hacía. Le gustaba mucho la música y ponía su casa para ensayar aquí en Las Compañías. De hecho, él instauró antes de fallecer el ‘día del músico’. Logró juntar a grupos de épocas, como Largo Camino, Cumaná, Los Vikin’s 5, no fueron todos los integrantes, pero fue lindo y se alcanzó a hacer dos años”.
Una vez que concretaron el reencuentro, su sueño apuntaba a reunir a todos los grupos que habían marcado una época en el sector de Las Compañías.
Actualmente integran la orquesta Felipe, guitarrista y Manuel Carmona, baterista, Alex Ortiz, cantante, Norman Andrade (hermano de Nélson, ‘el cumbia’) el bajo y Yerko Pacheco en el teclado y los sueños es volver a reunirse, “y que pase luego esta pandemia y poder hacer algunos videos, pero artesanales no de estudio, porque los que son de estudios son arreglados, en cambio los artesanales son en vivo. Pero es hacer música, el lema de nosotros era juntarnos. El reencuentro de aquí hasta la muerte, hasta que termine los originales del grupo Creencia”, complementa Carmona.
Ortiz cree que el estilo del grupo quedó en el inconsciente de la comunidad. “Mucha gente tiene recuerdos gratos de nosotros. La iniciativa mayor fue el reencuentro de seguir haciendo música. No estamos para subirnos a las tablas, porque estar tocando cuatro, cinco, seis horas es cansador, pero la idea es seguir juntándonos para hacer música ”.
Sus metas inmediatas las tiene clara. “Musicalmente he logrado muchas cosas, he tocado con varios grupos, pero para mí es terminar de hacer música con los Creencia. El tecladista lo único que quiere es grabar, pero no es mi sueño en realidad. Desde cabro chico creo que tenía como seis años me quitaron el cordón de la boca porque estaba usando como micrófono”.
Proyecto financiado por el Ministerio Secretaría General de Gobierno y el Consejo Regional de Coquimbo.