Enfermera entrega testimonio sobre el duro trabajo por la pandemia que se ha desarrollado en Polideportivo

La profesional  Jéssica Villalobos se ha convertido en el rostro visible del proceso de vacunación que se efectúa en el recinto municipal de Las Compañías donde no sólo se ha encargado de coordinar la inoculación, sino que también ha liderado  procesos  de capacitación y diálogo con la comunidad para mantenerla informada.

Por su ubicación estratégica la Municipalidad de La Serena dispuso que el Polideportivo de Las Compañías se convirtiese en uno de los principales centros de vacunación del sector para enfrentar el Coronavirus. Desde febrero de 2021  ha recibido a miles de personas donde la enfermera del departamento de salud de la Corporación Gabriel González Videla, Jessica Villalobos le ha correspondido un papel clave en la coordinación.

Se ha transformado en  la cara visible del proceso. Incluso, fue la encargada de vacunar al primer adulto mayor en la Región de Coquimbo en presencia del Ministro de Salud, Enrique Paris  en el Eleam Nuestra Señora de Andacollo.

Toda su vida ha vivido en Las Compañías, lo mismo que sus padres y abuelos. Lleva 16 años  como enfermera y se ha desempeñado en el ámbito  hospitalario y en la atención primaria cumple su noveno año.

Confiesa que siempre tuvo  el interés de ayudar. “Hacer un aporte al crecimiento de las personas”.   Es por ello que al momento de elegir una carrera universitaria  tenía claro  que debía ser algo  relacionado con salud o educación. “Nunca me he arrepentido de ser enfermera y tampoco de estar en la atención primaria”, puntualiza.

 Pero, no  desconoce que, en algunos casos, le genera impotencia cuando se agrede a los funcionarios. “Es complicado, porque uno trata de dar la mejor atención que se pueda, además que debemos regirnos por lineamientos y se debe comprender que hay recursos limitados, y el que nos agredan por algo que no podemos solucionar o darle una respuesta en ese momento, igual uno se siente mal porque tratamos  de solucionarle las cosas, pero algunas no dependen de  uno y cuesta que la gente entienda”.

La profesional admite que desde que comenzó su carrera de enfermería su misión ha estado en prestar apoyo a quienes los necesiten

TENSIÓN  CONSTANTE

Aunque por su labor y profesión a estado expuesta  a situaciones complejas, reconoce que nunca pensó que se enfrentaría a una pandemia tan fuerte y con efectos dolorosos. “Fue el caso de la influenza, pero en mucho menor grado de lo que es el Covid. Nunca pensé que llegaría el momento que una enfermedad fuera tan potente y larga. Llevamos un año y medio y seguimos,  a pesar que han  disminuido los casos. Nadie  en salud se imaginó una situación como esta”, advierte.

Incluso,  no se olvida que las primeras semanas los funcionarios  de salud la pasaron mal porque eran vistos como agentes de contagios cuando llegaban a las casas con  sus trajes azules. “La gente  decía que los funcionarios de salud eran  peligrosos y quienes contagianaban. Por lo que eso igual  fue una complicación importante”, subraya.

Sin embargo, Jésica reconoce  que en este ambiente de mayor normalidad se ha eliminado el estigma  generado  en su momento.

La profesional enfatiza  que el coronavirus dejó en claro la importancia que  se debía tener con la salud primaria, sobre todo al momento de la prevención. “Para que no lleguemos a la complicación  y al fallecimiento de la persona ”.

En paralelo a la vacunación ha realizado capacitaciones a las personas en primeros auxilios

CONVIVIENDO CON EL TEMOR

 Su trabajo ha sido intenso. Por momentos estresantes, sobre todo  cuando los casos aumentaban peligrosamente y  en la  vacunación se advertía el alivio y una salida a  la pandemia. “Lo que más ha estresado el proceso de vacunación fue lograr que las personas entendieran que hay un calendario de inoculación que se debe respetar. Ellos quieren vacunarse, exigen la vacuna, pero no depende de nosotros”, explica.

De la misma forma confiesa que en su caso personal, también la inundado el temor por el contagio, principalmente por su familia. “Se trabaja con personas y siempre está el temor  de que  uno se pueda contagiar, sobre todo al principio cuando teníamos este desconocimiento de cómo sería el cuidado. Como se generaba el contagio, cuáles eran los síntomas de la enfermedad, porque se pensaba que  se trataba de algo respiratorio, fiebre, dolor de cabeza, pero a medida que íbamos avanzando  se han presentado otros síntomas  y eso ha generado incertidumbre. Por lo que uno sigue el protocolo hasta la casa y debimos cambiar nuestro estilo. Incluso, algunos compañeros debieron trasladarse de domicilio por tener hijos pequeños y adultos mayores por temor a no contagiarlos”.

Tras meses  de labor, la profesional  advierte  que llegará un momento en que  se deberá asumir que se convivirá con la enfermedad. “Lo que esperamos con el proceso de vacunación  es crear la inmunidad de que si se presentan casos no sean tan graves  como se produjo en primera instancia de la pandemia”.

En todo caso insiste que no se debe bajar la guardia. “Hay que seguir con el distanciamiento social, el uso de mascarilla, el lavado  de manos y todo lo que tiene que ver con desinfección   porque  también nos ha ayudado a controlar  la enfermedad junto con la vacuna. Sabemos que la vacuna  no es la solución total de  lo que tiene que ver con esta pandemia, sino que tenemos que ir de la mano de las  otras medidas preventivas. Esa es una manera de controlar bien la pandemia”.

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