Peñarol: El legado familiar de un club con historia
Fundado en marzo de 1966 ha dejado una huella de éxitos deportivos y cultivado un sello de identidad y trabajo en equipo, sustentado en la unidad de sus fundadores que actualmente siguen con la misma pasión las nuevas generaciones que han fortalecido.
A mediado de la década del ’60 en Las Compañías el fútbol se había convertido en una de las alternativas para los pobladores del sector. Esta disciplina se practicaba en una serie de canchas que existían en diferentes lugares de un territorio que comenzaba a tener una explosiva expansión.
En la casa de la familia Gálvez Tabilo sus integrantes combinaban sus labores comerciales vinculadas a la agricultura con la actividad futbolística. Incluso, en marzo de 1966 sus pretensiones fueron más allá y conformaron un club deportivo que con el tiempo se transformó en uno de los más fuertes del territorio. Incluso, al 2022 es uno de los más antiguos de Las Compañías. De hecho, una fotografía donde aparecen seis hermanos constituye una verdadera reliquia y forma parte de una colección de la Casa de la Cultura de Las Compañías.
Comenzaron con los colores rojo y blanco, luego azul hasta que se eligió la negro-amarilla cuando partió el trabajo de la Asociación Serena Norte a principios de los ’80 y le ha otorgado grandes satisfacciones. Actualmente cuentan con dos series adultas y dos seniors y un semillero para enfrentar los desafíos futuros.
El sello del club Peñarol es la unidad. De hecho, destaca que se han transformado en una verdadera familia. Para este proyecto periodístico sacaron a relucir la emotividad. Las entrevistas se concretaron en la casa de César Tabilo en calle Aromo entre Monjitas con Pedro Aguirre Cerda, donde en los últimos años se ha transformado en la sede. Aldo Alberto Gálvez Tabilo (76) confiesa que con el tiempo el Club Peñarol se ha convertido en un ‘verdadero hijo’.
“Los siete hermanos jugábamos y trabajábamos juntos”, rememora. Aún recuerda cuando los días sábados se quedaban con sus sobrinos y los preparaban como futbolistas. “Es una familia, nos queremos mucho”, recalca.
Un porcentaje de los jugadores jugaba en el Club Compañía Baja, pero había un grupo que no alcanzaba a hacerlo. Fue ahí cuando la familia Gálvez Tabilo maduró la idea de formar un club que les permitiera desarrollar una de las mayores pasiones de los pobladores del sector que recién se comenzaba a poblar. “Se trató de armar un club deportivo que se llamó Parte Alta, pero no le gustó mucho al vecindario y luego nos reunimos con un grupo y le pusimos Peñarol un 6 de marzo de 1966. Un equipo guerrero, entusiasta y todo lo que tiene actualmente”.
Estaba integrado mayoritariamente por familiares, aunque Aldo igualmente reconoce que tuvieron que recurrir a la contratación de algunos refuerzos de mayor jerarquía. “Aparecieron los hermanos Virraoel y conformamos un gran equipo. Fue muy nombrado ‘el chita’ Villarroel y Camilo Allende (…) al principio nos costó armar, sobre todo la primera división que representa al club y que la nuestra era un lujo”.
El padre del Clan Gálvez Tabilo igualmente fue un soporte clave en la primera etapa. Aldo no puede contener la emoción. “No aguanta el corazón, es que justo me toca. A la gente le gustaba cómo trabajábamos y les encantaba participar. Nos juntábamos en casa de familiares a compartir y se pasaba bien”.
Incluso, el club tiene en su historia haber sacado tres jugadores que militaron en clubes de primera división. Uno de ellos fue Felipe Flores, quien jugó en las infantiles. “Salió de nuestra escuela de niños”, recalcó.
El poderío de Peñarol se fue cimentando en los campeonatos que logró en los torneos de La Serena y luego en la Asociación Serena Norte. Pero, también fuera de la cancha el club se hizo fuerte con el respaldo de una hinchada incondicional. “Cuando una vez jugamos una final en el Estadio La Portada nos acompañó mucha gente de Las Compañías que iba en nuestros camiones y camionetas. Incluso, iba gente de otros clubes para apoyarnos”.
Nelson Patricio Gálvez Tabilo (70) ha pasado por todas las etapas en la institución. Desde jugador, dirigente hasta entrenador. “Hay muy buenos recuerdos, por ejemplo, tenemos el orgullo de haber participado en un campeonato que fuimos a La Higuera durante cinco semanas y fuimos imbatible en la primera división. Hasta los carabineros del sector formaron un equipo para ganarnos, pero fue imposible”, rememora.
Los inicios de Peñarol están en el Barrio de la calles Caupolicán con Eleuterio Fredes, “mi hermano Carlos fue uno de los primeros entrenadores, después fue Aldo y luego yo y actualmente el club sigue vigente y con mucho entusiasmo, porque tenemos hijo, sobrinos, primos y a medida que van creciendo ingresan al club. (…) Estando los hermanos al lado uno no quiere nunca retirarse, a parte que es mi club y mi familia y hoy están trabajando todos los sobrinos (as), da gusto y uno es un socio cooperador y apoya. Hay una sobrina (Ximena) que es muy entusiasta y que tiene a su hijo jugando en primera adulta. En mi caso también tengo a un hijo que tuvo un buen periodo y ahora es seniors, incluso, lo llamaron a la selección de 45 años”, profundizó.
Los hermanos fundadores coinciden que actualmente Peñarol continúa siendo un club respetado, “a pesar que tenemos muchos niños nuevos y que les falta un poco más de garra de cómo era el Peñarol antiguo y la fuerza de los jugadores antiguos como los hermanos Villarroel, Carlos Godoy, los niños Rojas. Ellos se la jugaban”, explicó.
Pero Nelson también tiene sus sueños. “Nos gustaría antes de irnos de esta tierra, porque no somos invencibles, ganar un título (hoy día) en adulto está la primera y la segunda (…) A Peñarol lo respetan bastante y gente antigua que jugaba en los otros clubes nos dicen ‘oye, ustedes no van a morir nunca’ y lo que contestamos que no, porque la generación viene desde abajo. Hay sobrinos (nas) que tomaron el club e hijos que en el futuro también querrán tomarlo. Lo bueno es que tengo 45 sobrinos y todos le pegan a la pelota y ellos tendrán que llevar el club hasta que no dé más y creo que será difícil que desaparezca y hay bastante apoyo”.
SELLO FAMILIAR
Para Don César Tabilo Tabilo (83) el club Peñarol es una familia, “hay muchos recuerdos que a uno le quedan en la mente, cuando estaba chico jugaba de 11 o 10 y después de 4, lateral izquierdo, jugábamos en la cancha 1 y esa cancha era de Peñarol. (…) casi toda la familia está en El Peñarol, me acuerdo cuando los 7 hermanos jugábamos juntos. Esa foto (la primera) me hace recordar cuando jugábamos todos y ahora está todo cambiado y quedan solo los recuerdos, pero siempre estaré con el club…hasta morir “.
También recuerda a Nelson Moyano y a Ernesto Romero Villalobos que posteriormente jugó en Coquimbo Unido, “se jugaba al aire libre en diferentes canchas, por ejemplo, nosotros lo hacíamos en la cancha 1 que duró mucho. Partió donde está la escuela (Alonso de Ercilla) y después cuando se construyó la fueron corriendo y nosotros la teníamos a cargo, pero luego la perdimos. Se podría haber hecho un estadio en el sector y hacer de local ahí, pero después hicieron un jardín infantil. También el deportivo Tajamar levantó una cancha (hoy está la población Viña del Mar )”.
Javier Gálvez admite que toda su vida ha estado vinculada con el club, “jugué bastante, nací en 1965 y el club se fundó en 1966 por lo que ya estaba en la silla del club. Para mí que siempre estuviésemos arriba, ser campeones y seguir luchando bastante, actualmente tengo nietos que siguen en el club”.
IMPULSO DE LAS NUEVAS GENERACIONES
Ximena Gálvez es parte de la directiva del club y ocupa el papel de secretaria y dice tener claro que una de las tareas claves que debe sacar adelante es cautelar y pavimentar el legado del club. “Que el Peñarol siga, nosotros somos la segunda generación y la cuarta generación igualmente ya se está impregnando de lo que es el club, así que Peñarol queda para rato”, recalca con pasión.
Es hija del fundador del club, Aldo Gálvez Tabilo y admite que desde pequeña está vinculada a las canchas y a la institución. “El me traía a las canchas desde los 2 años, fue cuando comenzó a funcionar el complejo. Nací en 1981 y me inicie en este recinto y cuando jugaba el club veníamos con todos los hinchas en los camiones, el verde, el azul con los cuales disfrutamos y recorrimos Las Compañías en Caravana muchas veces”, sentencia.
Coincide que la clave del éxito de la organización ha estado en la unión de familia, “el cariño de los viejos, porque ellos siempre reciben hasta el día de hoy con la simpatía, el apoyo que es fundamental. La familia es muy unida en ese sentido (el cariño es lo que ha sido lo fundamental en el club). Han sido grandes guerreros ”.
Incluso, también hay un recuerdo para su abuela Elisa Tabilo, “nos acompañó hasta los últimos campeonato de campeones (…) antes que yo, estuvieron mis primos y lo hicieron muy bien y toda la familia va retomando la parte directiva del club y cuando no estemos apoyaremos a la tercera generación que son nuestros hijos, primos., pero siempre estaremos apoyando al club (…) En mi caso ha sido un desafío muy grande y hasta el momento no lo hemos hecho mal, además que la directiva está muy unida y vamos paso a paso haciendo cosas constructivas para el club”.
En paralelo dice trabajar en nuevos proyectos, “nuevos sueños y ojalá se nos puedan hacer realidad. En este momento tenemos un sueño bastante grande que es tener nuestra propia sede, la tuvimos hace años, pero era cedida de palabra por nuestros viejos y que estaba en la calle Caupolicán al frente del 420, pero ya no existe el local”
Enrique Alvarado es el tesorero de la institución y admite que actualmente están pensando en las nuevas generaciones. “En formar niños e incrustarle el amor por el club y los colores y de esta manera atraer a la familia quien se quedará y empezará a aportar y hacer más grande la institución”, rememora.
Alvarado concuerda que el gran sueño es consolidar una sede. De hecho, a principios de octubre de 2022 se reunieron con el alcalde de La Serena, Roberto Jacob, “donde conversamos el tema y poder tener una sede y realizar actividades para reunir fondos, hay muchas cosas que se pueden hacer”, enfatizó.
Brayan Araya Valdéz (21) es parte de la generación de recambio del Peñarol. Sin embargo, posee el espíritu de compañerismo y mística de la institución. Juega de mediocampista Confiesa estar consciente de lo que significa integrar esta agrupación. “Es muy lindo porque uno sabe la historia del club, que es grande e importante en Las Compañías, por títulos y por la gente que llega. Es por ello que es una responsabilidad bonita”, profundiza.
Si bien admite que la temporada 2022 no ha sido una de las mejores, “pero la idea es volver a lo que era Peñarol”, se juramenta.
Confiesa que al igual que su madre Ximena, está impregnado con el club desde nacimiento, “he tenido la suerte de ser testigo de las últimas campañas grandes que tuvo Peñarol, asistiendo en caravana con la familia a los campeonatos y celebrando los resultados buenos. Desde que empieza la pasión por este equipo”.
Sus pretensiones son claras, “seguir con este club, mi abuelo fue uno de los fundadores y la idea es mantener este club en lo más alto como siempre ha sido Peñarol (…) Uno de los puntos fuertes de esta institución es la unidad familiar y esto hace que la gente se sienta bien acogida y atrae a más personas”.
En lo deportivo tiene la misma claridad. “Si me dan las piernas la idea es jugar hasta la serie de 35 que sería senior y después plantearme la opción de tomar a cargo una división o dedicarme a la directiva”, sentencia.
En el aspecto dirigencial la directiva que preside Wilson Tabilo se han ido ayudando de las nuevas tecnologías y redes sociales como Facebook e Instagram. “La idea es ir actualizando la historia del club y motivar e incentivar a la gente para que siga participando y pueda aparecer más gente en el futuro”, recalca.
NOMBRES HISTÓRICOS
Entre los nombres que están en la historia del club figuran Camilo Allende y Milton Reyes quienes participaron en el futbol profesional chileno. Igualmente, se recuerda el trabajo desplegado por Nelson y Walter Moyano; Wilicic, Franklin y Josman Rojas, además de los hermanos Iván, Carlos Ricardo y Wilson Barraza. También hay un reconocimiento hacia Patricio Pachurra, “chepepa” Tabilo, Carlusa Godoy.
RECUERDO ETERNO
El sello familiar de Peñarol se evidencia en el recuerdo que aún existe hacia Luis Mercado, quien murió en septiembre de 1984 en el sector Llano de Las Compañías tras sufrir un ataque cardiaco cuando jugaba fútbol. Estaba casado con Susana Gálvez Tabilo, hermana de los fundadores. En la gruta que se levantó en el mismo lugar donde perdió la vida, una camiseta del club con firma de su amigos y familiares ocupa un lugar importante.
El fútbol se había transformado en su pasión. Han pasado más de más de 30 décadas, pero cada 20 de septiembre toda su familia se reúne en el mismo lugar de su muerte para honrar su memoria. Incluso, durante las entrevistas para este reportaje, su sobrina Ximena mostró su camiseta que sus hijas mantienen como un tesoro. “Fue una gran persona, nos dejó un 20 de septiembre y cada fecha nos juntamos en su monolito, fue un gran jugador y una persona que la unión de familia estuviera siempre presente y siempre estará en los corazones de nosotros y se conserva su camiseta”, rememora con nostalgia.