Reinaldo Velásquez, el fructífero legado vecinal

Desde su llegada en 1993 a Las Compañías volcó su trabajo en el ámbito dirigencial, desde el cual impulsó proyectos emblemáticos del sector. A pesar de su gran aporte su muerte fue en silencio y solo rodeado por sus cercanos quienes destacan su labor de un incansable luchador.

Reinaldo Velásquez, fue uno de los rostros más conocidos de Las Compañías en el ámbito dirigencial y fue clave en el despegue del sector poblacional. Sin embargo, el 3 de agosto del 2013 murió en el anonimato. Solo su entorno más cercano se enteró de su deceso. Y solo sus seres queridos estuvieron en su último adiós. Una lástima para un personaje que se la jugó a fondo  por conseguir  adelantos en un territorio  que en invierno era golpeado por los temporales.

Había llegado a la población El Libertador en 1993  desde  Chuquicamata donde vivió 30 años  trabajando en diferentes labores. Llevaba el concepto social  en las venas y es por ello que  su deceso en  agosto de 2013 caló profundamente  entre quienes conocieron su trabajo.

Reinaldo en el frontis de su hogar en la población El Libertador

Recordado por su firmeza, directo al momento de plantear sus opiniones y sin pelos en la lengua. Con Janet Ortega formaron un estrecho lazo, ambos trabajaron en conjunto en la JUPAC. “Reinaldo formó parte de mi directorio. Parte fundamental, porque él nos entregaba la templanza, la fuerza, energía para pelear los proyectos, por eso yo le digo que es mi maestro y fue un apoyo fundamental”, recordó con nostalgia.

En enero de 2009 recibió un trato privilegiado por parte de la ex Ministra de Salud y la ex Presidenta de la República, Michelle Bachelet en su primer mandato cuando inspeccionó las obras de la primera etapa del centro de Salud que se construía en calle Las Rosas, entre Monjitas con Teniente Merino.

Esta fue una de las obras más emblemáticas en que se involucró a fondo. “Ese terreno era un sitio eriazo y a puño lo fuimos limpiando, el habló con las autoridades y logró que se construyera ese centro comunitario para la salud, para que la comunidad tuviera donde reunirse porque nos juntábamos en el consultorio (de calle Esmeralda) y era muy chico”, enfatizó con orgullo la ex presidenta de la JUPAC, Janet Ortega. Actualmente este consultivo es utilizado en diferentes actividades tanto de adultos mayores y encuentro sociales.

Igualmente junto a un grupo de dirigentes de la Jupac participaron activamente en que se concretara  la sexta comisaría de Carabineros, la Plaza Bicentenario  y  se avanzara  en diferentes áreas. También se le reconoce la visión de formar equipos y promover y respaldar a nuevos dirigentes.  “Lo conocí empezamos a trabajar en conjunto cuando salimos electos en la primera elección de la Jucap y nos hicimos muy amigos y compañeros, es mi maestro. Me siento muy orgullosa de hablar de él, porque nos tomó de la mano, nos guio y logramos muchas cosas”, aclaró Ortega.

Era un enamorado con el trabajo de Las Compañías y lograr en mejorar la calidad de vida del sector.Uno de los proyectos por los cuales Don Reinaldo luchó fue la construcción de una tercera vía de conexión de Las Compañías con el centro de la ciudad, la cual se materializó en el Puente Zorilla. De hecho, Don Reinaldo estuvo en la primera línea cortando la cinta con la propia ex Mandataria, Michelle Bachelet. Su salud ya estaba deteriorada. Incluso, cuando conversamos con su esposa Elvira del Carmen Sapiain en el año 2013 recordó que debido pedir una autorización especial para salir del hospital.

A pesar  que tenía que desplazarse  en silla de ruedas por el debilitamiento de su salud,  hasta el 2009  no dejaba de cumplir con sus obligaciones de dirigente vecinal. Era común verlo recorriendo su población y hacer trámites en las reparticiones públicas. “Él iba a su consultivo, manejaba a sus adultos mayores, no les quitaba espacio y los apoyaba. Hoy en día eso se ha ido perdiendo y eso lo veo con pena” ¸ explicó la ex presidenta de la JUPAC.

RESPALDO FAMILIAR

En su labor fue respaldado fuertemente por su familia y principalmente su esposa Elvira del Carmen con  quien estuvo casados más de 50 años, con quien tuvo tres hijos, pero que también falleció dejando un vacío  aún más profundo en  su familia.

MUERTE EN EL ANONIMATO

Su muerte en el 2013 estuvo marcado, por el anonimato y solo supieron sus cercanos, “Me da mucha pena que haya muerto en el anonimato, estuvimos hasta los últimos días junto a él, nunca lo desamparamos”.

Además de los proyectos concretados, Don Reinaldo dejó una huella dentro de las nuevas generaciones de dirigentes vecinales. Janet Ortega recuerda con nostalgia, “era querido y no querido, porque él siempre decía la verdad y a veces a la gente le caía mal. Pero cuando uno tiene esa firmeza y autonomía que Don Reinaldo nos heredó, él siempre nos dijo acá el dirigente no se puede dejar manejar ni políticamente, solamente con las necesidades que su gente los elige”.

El  reconocimiento  a su labor  está plasmado en  los innumerables  premios  recibidos como  la Medalla Ciudad de La Serena.  “Él se fue orgullo con su medalla de La Serena”.

Incluso, actualmente una plaza y calle en la población Los Llanos  llevan su nombre  como símbolo al esfuerzo  de un vecino de Las Compañías que hizo del servicio público  una vocación que desempeñó con pasión hasta sus últimos días

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