La fuerza de la señora Hilda para soportar dos pandemias

En el mes del adulto mayor  el municipio de  La Serena a través  de la delegación de Las Compañías  destaca la historia de esta mujer que pronto a cumplir  99 años goza de una salud privilegiada que le permitió vencer una epidemia de influenza  en 1966  y actualmente  extrema  las normas de prevención  para enfrentar el  coronavirus y destaca por  su lucidez.

Próxima a cumplir 99  años la señora Hilda del Carmen Osorio está siendo protagonista de dos pandemias, a pesar que confiesa que con el  Covid- 19  aumentaron sus temores, sobre todo por la cantidad de víctimas que  está  dejando la crisis sanitaria.

 Su testimonio  que lo entrega en medio de la reunión semanal de su club Aprecio La Vida que funciona cada lunes en la reciente inaugurada sede vecinal  Villa Los Llanos  se inserta en  la forma como la oficina  del adulto mayor   de la Delegación de Las Compañías quiere destacar   a este segmento en  su mes y que pueda ser conocido  por las nuevas generaciones.

Explica que nació, se crio y enviudó  en Vallenar  y vive en Las Compañías hace 8 años. Su hijo transportista, Alejandro Pedro Barraza Osorio (63)  la convenció de trasladarse a La Serena  y adquirió un  inmueble. Pero, la pandemia complicó su accionar como a todos los adultos mayores por lo que su hijo optó por trasladarla a su hogar en el sector El Cajón de El Romero y  tras el retorno a una mayor normalidad, desde allá concurre sagradamente a las reuniones de su club.  “Uno de mis  hijos me llevó a su casa para que no estuviera sola, pero lo que más  echo de menos son a mis vecinas  con las que  conversábamos constantemente”, enfatiza.

Rememora que a finales de la década del ’50  y en pleno  invierno un brote  de influenza se propagó por todo Chile  cobrando  la vida de, al menos, 20 mil personas, en su mayoría niños y adultos mayores.

La crisis sanitaria del coronavirus le trajo  al presente la pandemia  de influenza que golpeó a Chile y que en su caso la afectó fuertemente, aunque admite que en aquella oportunidad la soportó estoicamente. “La fiebre que tenía era  muy  alta, recuerdo una sequedad fuerte en la garganta, dolor de cabeza y en todo el  cuerpo. Pero, el señor (Dios) me dice que todavía no es tiempo de que me vaya, con decirle que mi madre (Lucía Osorio) murió a los 110 años y me confesaba que yo tendría que durar lo mismo. Lo que pasa es que antiguamente la gente se alimentaba muy bien. No faltaba la leche, para el desayuno el cocho  con  harina tostada y a mis hijos los crie igual como me criaron a mí, por eso que ellos son niños firmes”, profundiza.

En todo caso, rememora que a pesar de lo mal que la pasó con el brote de influenza, no llegó al extremo de ser traslada al  hospital, “sólo en mi casa, pero sí estuve  en una pieza encerrada. Recuerdo que falleció bastante gente como ahora con la actual pandemia. Es por ello que debemos cuidarnos unos a otros, sobre todo los mayores y alimentarnos como corresponde.  Todos mis nietos igual me siguen y se ponen a jugar conmigo. Incluso,  tengo un tataranieto. Estamos hablando  de cinco generaciones”, profundiza.

Actualmente extrema sus cuidados contra el coronavirus. No esconde que ha pasado susto por lo que ha sido rigurosa con las medidas  de prevención. “Todavía me queda miedo, porque no quiero morir  con esta enfermedad”,  confiesa. 

En todo caso, no se desanima. “En mi casa me entretengo trabajando en algo, pero echaba  de menos a mis vecinos, amigos y a los familiares que tampoco podían visitarme, por lo que me sentía un poco abandonada en ese sentido, aunque mis hijos y nietos me llamaban  por teléfono”, remarca.

 Admite que su longevidad está directamente relacionada con  la alimentación sana que consumía en su hogar. “También me gusta leer, conversar, coser y cocinar y todo lo que se debe hacer en una casa”.

Actualmente  aún se levanta a las 06: 30 horas “y  toda mi vida fue así, porque aprendí a trabajar de muy niña. Laboraba en una hacienda donde cosechaban damasco y había que secarlos en bandejas”, explica.

REMARCANDO SU OPTIMISMO

La señora  Hilda está feliz con participar  junto a  su club de adulto mayor en una sede totalmente renovada, “me gusta estar con la gente, al menos yo que vivo sola, me alegro mucho de estar  con ellos.  Cuando vengo a esta reunión me alegro tanto porque paro en mi casa sola. Mi hijo se va a trabajar y  nuera viaja a La Serena”.

Cada lunes en la sede de la Junta de Vecinos se reúne con las integrantes del club Aprecio la Vida

Una de las cualidades  más valoradas es su buen sentido del humor y andar siempre con una sonrisa en su rostro. De  hecho, antes del receso impuesta por la pandemia fue elegida reina del evento entre Cuecas y Empanadas organizado por la oficina del Adulto Mayor de la Delegación Municipal representando al Club Aprecio la vida donde se resaltó su vitalidad y lucidez. “Sé y recuerdo toda la historia  de mi familia. En  la escuela no era porrona, por eso lloraba cuando me sacaron, porque no habían curso donde yo me crie en un pueblo chico en  Vallenar. Cuando quedé viuda trabajaba todos los días para darle comida a mis hijos, por  eso ellos son muy apegados a mí”.

Yasna Contreras encargada de la Oficina del Adulto Mayor  de la Delegación de Las Compañía  destaca el ejemplo de vitalidad que proyecta la señora Hilda, “dentro de su club Apreció la Vida es un gran referente porque escucha las historias de cada una de sus integrantes, las aconseja, saca adelante y las fortalece. Es como  la madre de muchas de ellas y con su ejemplo de vida, lucidez y dulzura ha logrado convencerlas de que se den la oportunidad de ser feliz y que se respeten como mujeres y aprendan a trabajar”,  sostiene.

Yasna Contreras de la oficina del Adulto Mayor destaca la lucidez y vitalidad de la señora Hilda

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