El reconocimiento a la señora Julia quien se convirtió en una de las últimas ‘parteras’ de Las Compañías
Con 99 años la señora Julia se transformó en un personaje en el sector poblacional. En su cumpleaños número 98, en el mes de diciembre de 2020, Periódico La Compañía tuvo la oportunidad de conversar sobre su llegada al sector y su historia de vida, oportunidad en la que se destacó su gran lucidez.
El pasado 24 de junio se informó el lamentable fallecimiento de la señora Julia Vitalia Vargas en el sector de La Compañía Alta, una noticia que provocó pesar en su familia y en todos los vecinos de la antigua población Ascuí, sector al que llegó a principios de la década del 50’ cuando recién se comenzaba a poblar.
En el mes de diciembre de 2020, la señora Julia cumplió 98 años de vida, oportunidad en que Periódico La Compañía pudo conversar y en la que recordó su gran labor, la que la transformó en una de las últimas ‘parteras’ del sector de Las Compañías.

En la entrevista que concedió en su hogar, recordó su llegada al sector de Las Compañías. Arribó desde el interior de Marquesa con su familia y con el propósito de comenzar una nueva vida. Se juramentó que “de aquí no me muevo más, a pesar que recibí este sitio pelado”.
Trabajó en Paihuano en la temporada de uva, “y salió en el diario que entregarían estos sitios y le dije a mi marido, ‘nos vamos a Las Compañías’. Cuando llegamos acá sólo había algunas personas y las casas eran dispersas”.
Venía precedida del prestigio de ‘partera’ que había conseguido en el sector de Talcuna.
Se trataba de un personaje clave que en zonas alejadas ayudaba en labores de parto, sobre todo cuando acceder a los hospitales era casi imposible por la falta de movilización.
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Con orgullo recordó la cantidad de mujeres que ayudó para que tuvieran sus hijos. “La primera persona que traje al mundo fue en el campo”. Ese episodio aún lo tiene grabado en su memoria y lo relató con lujos y detalle
Rememoró que cerca de su casa encontró a una mujer que caminaba con un pequeño y se notaba que necesitaba ayuda. “El niño de 5 años andaba con un saco de harina y la mamá con su barriga no daba más y caminaba para el sector de Viñita con un calor fuerte y no pasaba ningún camión. Me contaba que había venido a hablar con una señora ‘partera’ que había en el lugar, pero no la pudo atender y le dio agua de molle y justo alcanzó a llegar a mi casa y le dije que pasara a sombrear un rato. Pero, en un momento, pidió agua porque le dolía el estómago y pensé que tendría la guagua. Le pregunté cómo había tenido a su otro hijo y me comentó que fue a través de cordeles que colocaron en unos palos y la hacían colocar de rodillas. La cosa es que encontré cordeles que utilizaban los mineros y los subí a unas maderas y puse un cubre cama para que se colocara de rodillas y tuvo una niña hermosa. Nunca lo había hecho, pero me atreví por la urgencia”, relató en la oportunidad.
Sin quererlo, en Las Compañías su fama de ‘partera’ aumentó y asegura que también fueron varios los partos que debió atender en su domicilio o en la casa de sus vecinas. El sector poblacional no tenía el nivel de conexiones que posee hoy y con seguridad sólo podían llegar al hospital por el puente fiscal. El Libertador no existía y había sólo una estructura de madera que en invierno si las lluvias eran intensas terminaba por colapsar. “Al final me terminaban agradeciendo porque atendía bien a las personas y las acompañaba durante tres días”, rememoró con una lucidez que asombró a los 98 años.