Municipio reconoce a la señora Irma por preservar el arte del tejido de punto cruz

Emprendedora  expone y vende sus productos en el  antejardín de su hogar en Las Compañías y su anhelo es enseñar la técnica a las nuevas generaciones como una forma que no se pierda esta práctica.

El antejardín de la señora Irma se ha convertido en una vitrina de su emprendimiento  en calle Valparaíso  y que  atiende ella misma junto a su hijo Francisco. Con el tiempo se ha transformado en una reconocida exponente del tejido  punto de cruz  en arpillera y que aprendió en su niñez. “Desde muy chica me gustó, conocí a una señora que bordaba precioso en género y siendo tan niña me llamó la atención  porque lo encontré tan bonito, pero, ella nunca quiso enseñar”.

Increíblemente, la técnica la aprendió de un envase dejabón,  “traía un  símbolo imitación punto cruz y ahí empecé  a batallar hasta que logré hacerlo, debo haber tenido unos 10 años. Antes   lo hacía en sacos paperos, así fueron mis inicios en este asunto, ahora compro arpilleras. A mí me encanta, empiezo un trabajo y después otro y no termino (…) En mi caso trabajo en cualquier rato, hago rápido el almuerzo y me coloco a bordar (…) es lo más lindo que hay, disfruto con esta labor, la gente me dice, ‘deje de trabajar’, pero yo les respondo, ‘qué voy estar  haciendo sentada’, soy feliz con lo que hago, tejiendo e ideando cosas”, profundiza con pasión en medio de sus trabajos que muestra con satisfacción.

Su madre Francisca Carvajal Díaz tejía a crochet  y ancló en Las Compañías  a principios de la década de los ’80  en la Avenida Islón y posteriormente se dio la posibilidad de vivir  en calle Valparaíso, “no había agua, luz,  ni menos alcantarillado, empezamos de cero acá”,  subraya.

En  principio vendía sus productos de casa en casa hasta que se decidió hacerlo en su propio domicilio, “cuando tenía buena mis piernas, salía para diferentes lugares a ofrecer. Todo lo que sea relacionado con palillos y lanas, me fascina, lo mismo que el  trabajo en telar. Tengo uno que me hizo mi hijo (Francisco)”, profundiza.

TRASPASAR EL LEGADO

Sus sueños los tiene  claro. “Seguir bordando y enseñar a alguien, en algún club, colegio y a gente más joven para que se puedan quedar con esta enseñanza y aprovechar que tengo la voluntad de hacerlo (..) Estuve  en un club de  adulto mayor (Corazones Valientes) en Tierras Blancas enseñándole a sus integrantes  y se interrumpió cuando llegó  esta enfermedad (pandemia).  Quiero que  personas más jóvenes puedan aprender y se queden con esta técnica y aprendizaje que es tan lindo”, recalca.

Su hijo Francisco Riquelme (40) no oculta el logro de su madre, “siempre la veía trabajando  y bordando, cuando estaba chico me  parecía algo extraño, pero después me fui interiorizando que se trataba de una herencia y  comenzó  el interés de rescatarlo y que no se perdiera”.

En  Las Compañías el esfuerzo  ha sido reconocido en las juntas de vecinos, la Casa de la Cultura, “y siempre buscando los espacios necesarios, porque hay que destacarlo en vida, que no sea un homenaje póstumo. Es necesario mostrarlo y que se replique y enseñe a través de los años, ese sería el objetivo inicial”.

Francisco admite que en su momento estaba la visión de que esta artesanía no se vendía, “pero, tampoco se mostraba, por lo que había un error propio y se debía generar los espacios para mostrar los trabajos. Es  así que se consiguió el permiso para trabajar en la navidad pasada  y se mostró la destreza de ella y comenzaron a salir los pedidos”, subraya.

Los planes son fortalecer y ampliar  el lugar de exposición. “Pretendemos hacer algo más establecido. En pandemia  mi madre seguía creando  lo que  fue un ejemplo y  le sirvió como terapia”.

De la misma forma confiesa que está decidido a seguir  sus pasos, “espero obtener los conocimientos, porque, además, valoro,  que (la herencia) venga de la abuela pancha a mi madre   y si está  en mis manos, seguiré ese desafío”, puntualiza.

En pandemia se transformó en una terapia y enfrentar el encierro

RECONOCIMIENTO

En el marco de la Expo Feria vinculada a la salud que la Municipalidad de La Serena organizo el viernes  1 de julio a través de la Delegación de Las Compañías  y la Oficina del Adulto Mayor,  se le entregó un diploma mediante el cual se resaltó su labor.   

Para Yasna Contrera integrante de esta  entidad fue un merecido homenaje por su arte. “El rescate del bordado punto de cruz hemos querido reconocerlo en la persona de la señora Irma Ester, porque han sido varias generaciones  que  han pasado por este arte maravilloso, donde una crucecita al lado de la otra va formando todo lo que ustedes están viendo y ella nos comentaba que el transitar por esto  le da paz tranquilidad y advertimos que ella se activa y tiene una mirada cognitiva y motricidad  fina y todo ese tipo de cosas se van visibilizando en este tipo de trabajo, es por ello que hemos querido estar presente con ella y mostrar este valioso espacio en este arte maravilloso”.

Contreras admitió que es factible que en el futuro este arte lo pueda transmitir a otras personas y transformarse en monitora, “hemos venido conversando y es por ello que la hemos invitado a la expoferia, donde toda la comunidad verá lo que hace y los clubes de adulto mayor tendrán la oportunidad de invitar a Irma para que pueda enseñarle y seguir contando con lo que tan bonito realiza”.

La señora Irma recibiendo un reconocimiento de la Municipalidad de La Serena

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