Departamentos Rojos, un ejemplo de organización y solidaridad

Aunque a mediado de la década de los ’80  representaron un avance radical respecto a las precarias viviendas que habían en el sector Las Compañías, con el  tiempo quedaron relegados  y marcados por el estigma y hacinados. Sin embargo,  actualmente están decididos a cambiar esa imagen  y los resultados alcanzados son dignos de destacar.

 

 

Construidos en la década de los ochenta como solución habitacional en el sector de Las Compañías, con el paso del tiempo se transformó en una sector estigmatizado por el propio entorno. Sin embargo,  un sólido trabajo comunitario les ha permitido cambiar la imagen y mejorar la calidad de vida de los vecinos.

Agrupación pro adelanto de los Departamentos Rojos de La Serena  es el nombre formal, sin embargo para sus integrantes son la agrupación pro adelanto de los departamentos Rojos de Las Compañías.

Actualmente son 106 socios aproximadamente que habitan en los 192 departamentos de 36 metros cuadrados que se ubican en calle Gaspar Marín.

Iván  Mendieta, presidente de la agrupación, por más de una hora  relató  en terreno a PeriodicoLa Compania.cl como ha evolucionado este sector  que en medio de la precariedad  habitacional  de los ’80, estas construcciones se transformaron en las viviendas de lujo para la época, sobre todo cuando un gran porcentaje aún tenía pozo negro, las calles  eran de tierra y recién se instalaba el  agua potable. Pero, el tiempo pasó y esta área se terminó  por convertir en un verdadero ‘Ghetto’. Sin embargo, actualmente  Mendieta y los dirigentes que le acompañan están dispuestos a recuperar el tiempo  perdido  y limpiar  el estigma que cayó sobre este territorio. Incluso, tienen un encargado de comunicaciones, deporte, trabajos voluntarios entre otros.

Explica que el objetivo es incorporar  a los  vecinos para que  se hagan cargo de labores específicas y que aprendan el funcionamiento de esta organización, “y que puedan  continuar con el trabajo que hemos venido  desarrollando”, reflexionó.

De hecho, cuentan con personalidad jurídica desde hace cuatro años. “Entendimos que debíamos organizarnos para ser tomados en cuenta”.

Si bien los departamentos rojos colindan con tres juntas de vecinos  como Pablo Neruda, Progreso El Llano y El Libertador que han presentado proyectos de adelanto, el dirigente admite que este desarrollo no ha llegado a este sector, “pasaban por el lado, ni una piedra pintada en los departamentos rojos.  Es por ello que decidimos organizarnos para visibilizar  nuestros problemas y lograr soluciones. Si bien hoy somos una agrupación legalmente constituida, en lo personal creo que no debiéramos descartar conformarnos como una Junta de Vecinos, pero en lo concreto dependerá de la asamblea los pasos que sigamos. Como dirigentes nuestra tarea es concretar de la mejor forma posible las directrices que nos entregue la asamblea. No  descartamos en transformarnos en un  comité de  administración de condominio social”.

En esa línea aspiran a cerrar el condominio en calle Brasil  y  Gaspar Marín restringiendo el flujo de personas que no son  habitantes de los departamentos, lo mismo  que el tránsito vehicular. “Así habría mayor seguridad para nuestros vecinos y aseguraríamos el derecho a descanso”.

Es por ello que en materia de seguridad aspiran a una mayor presencia policial, pero lamentan que aún no se concreta.

EL PODER DE LA FUERZA

Delia  Vera,  es secretaria de la agrupación y lleva viviendo en el sector ocho años. Llegó desde el  pueblo de Islón buscando la posibilidad de sala cuna para su hijo.

Reconoce que en los primeros días advirtió que habían  dificultades entre los vecinos, “pero hoy eso ha cambiado, los avances se han notado. Estoy feliz de vivir aquí, me gustaría quedarme y si existe la posibilidad de postular a subsidios para optar a seguir en este sector”.

El trabajo desplegado ha generado importantes comentarios de profesionales  que se han detenido  en la metodología que estaría utilizando. “Un joven que estaba haciendo un diplomado en sociología quedó muy sorprendido por   la forma en que nosotros vivimos y se dio cuenta que todo lo que se decía no era cierto. Se dio cuenta que somos personas trabajadoras, pero por sobre todo vivimos en el respeto independiente de nacionalidad y religión”.

Mendieta es claro. Recalca que los avances que se puedan lograr dependen de los propios vecinos. “Uno  puede tener las ganas, pero si los vecinos no se hacen parte, nada  se podría lograr. Había un abandono por parte de las organizaciones territoriales, pero también por parte de la autoridad central y del propio municipio que  le corresponde velar por el bien común de los vecinos”.

PROBLEMAS LATENTES

Mendieta no oculta las dificultades que deben enfrentar los pobladores, sobre todo problemas de alcohol, drogas, delincuencia  incipiente, jóvenes sin capacitación y muchas madres solteras. Explica que en su sector no había un catastro de la realidad de cada una de las familias. “Cuando la autoridad formal no existe en un determinado territorio, aunque sea pequeño como este, entonces son otras personas que pasan a ocupar ese poder  y no siempre quienes asumen esos roles son beneficiosos para los pobladores y lamentablemente aquí en la población no era beneficioso”.

De los dueños originales de los inmuebles quedan los menos y la mayoría son adultos mayores. La  mayor parte son arrendatarios y algunos departamentos derechamente están usurpados  y tomados.

GENTE DE ESFUERZO

Mendieta asume el estigma que hoy enfrenta el sector, pero aclara que  quienes habitan  esta área de departamentos son gente de esfuerzo y personas trabajadoras como conductores de la locomoción colectiva, profesores, trabajadores de la construcción y  comerciantes, entre otras labores.  “Por eso necesitábamos validarnos, muchas veces el sector era conocido por el accionar de algunas personas con temas de la droga o delictual, pero no habitaban los Departamentos Rojos”, advierte.

Incluso, reconoció que esta imagen llevo a que  en algunas situaciones   fuese  complejo transitar por el frontis por el temor a ser asaltado.  “Estaba lleno de personas que macheteaba, pedía peaje, pero gente que no era de aquí. Venían a consumir y se quedaban ahí. Qué podía hacer un vecino frente a una veintena de gente que se dedicaban a tomar y consumir, por eso una de las primeras cosas que hicimos fue limpiar. Lo hicimos en paralelo de la agrupación,  eso nos permitió darnos cuenta que debíamos sumarnos y aunar fuerzas  para obtener mejores resultados”, se explaya con pasión.

RECUPERANDO LOS ESPACIOS

De  la misma forma se preocuparon por erradicar los micro basurales y recuperar los espacios públicos a través de un programa de la sub secretaria de la prevención del delito. Esto les permitió construir una multicancha y recibir el respaldo de personas como Priscila Rojas coordinadora de seguridad ciudadana.

Mendieta admite que la construcción de la multicancha fue el despertar de la población, “también nos da pie para darnos cuenta de nuestras necesidades y ahora vamos por todo lo que nos falta: Una sala multiuso,  más áreas verdes, aceras, soleras, sede social, mejor iluminación, más capacitación para  nuestros jóvenes”.

En paralelo el dirigente reconoce que otro punto de inflexión fue cuando se decidieron a pintar los departamentos, a través de una subvención municipal más actividades económicas que realizaron como completadas, loterías rifas que les permitió comprar los implementos necesarios.  “Primero vendrían reclutas del regimiento, pero no  pasó nada, luego participarían bomberos  para manguerear  los muros, tampoco ocurrió.  Por ello los vecinos nos organizamos y decidimos pintar nosotros. Contratamos andamios, luego escaleras telescópica y fue muy bonito porque fue toda la población pintando su población”, resalta.

Con orgullo destaca que el entorno lleva más de dos años pintada y no hay  ningún graffiti. De paso resaltó que esta actividad permitió que todos los vecinos se conocieran, tuvieran cohesión social, “y así construimos y vamos a seguir construyendo nuestra población”.

Actualmente uno de los elementos que resaltan junto con el pintado, son los murales que se efectuaron en paredes de los departamentos y que se concretaron  dentro del proyecto de la multi cancha. La obra, diseñada por Eduardo Palomino, fue  participativa. “Él pidió la opinión a los vecinos, se hicieron charlas y bosquejos.  El mural fue un hito y otra forma de relacionarnos entre los vecinos”.

REMARCANDO LA HIGIENE

El tratamiento de la basura fue otra lucha que debieron enfrentar. Al carecer de patios  se recurrió al uso de canastos, pero estos fueron insuficiente colocando en riesgo la higiene y para los vecinos aledaños se convertía en un sector  insalubre, “en definitiva era un problema medio ambiental, de salud y de respeto y dignidad  de nuestros vecinos.  Es por eso que era un tema constante en las asambleas en varias ocasiones lo dimos a conocer a las autoridades, pero no se llegaba a puerto y pensamos en judicializar esta problemáticas acusando la discriminación a este sector y presentar una demanda por la Ley Zamudio por discriminación”.

En la búsqueda de soluciones se les asignó una tolva que cuenta con las características adecuadas para no generar dificultades.  “Pero estamos trabajando para desarrollar un proyecto de reciclar las basuras orgánicas”.

Otro proyecto en la cual están trabajando  es la obtención de PMU por 60 millones de pesos para el empalme de calle Brasil con Rancagua que les permitirá generar un segundo acceso. Actualmente sólo cuentan con una sola salida , “y se hace complejo el ingreso, sobre todo en caso de vehículos de emergencia o carabineros considerando que está ubicado el Cesam y un jardín infantil, por lo tanto constantemente hay vehículos estacionados y se bloquea los accesos”.

SIN TEMOR AL SECTOR

Uno de los  hechos que tiene optimista a los dirigentes  es que se le ha perdido el miedo al sector. Explica que el lugar, sobre todo al multicancha ha sido visitado por alumnos y directivos del  colegio Saint Jhon  School, “las personas transitan con seguridad por calle Gaspar Marín y las personas que llegan a vivir a los departamentos se van uniendo a este trabajo,  se suman a las reuniones a pesar que no contamos con una sede, hacemos trabajos voluntarios y  a todas las actividades que hacemos”.

Es por ello que el llamado a las autoridades es a que se acerquen y conozcan in situ los problemas. “Estamos realizando una ficha en los departamentos que nos permitirá tener un catastro y organizar un club de adultos mayores y un comité de allegados,  conocer las necesidades de nuestros niños y jóvenes y organizarnos para postular a subsidios habitacionales para que nuestros jóvenes puedan tener su casa, también de forma interna para ampliar nuestros departamentos. Hacer mejoramientos térmicos y aprovechar las energías solares, mejorar el entorno y todos los espacios comunes”. 

En medio del proceso de migración, admite que en el último tiempo han llegado un número importante de inmigrantes, sobre todo de Colombia, Venezuela, Perú y Haití, “que se han incorporado de muy buena forma  ya sea en los trabajos voluntarios. Los Haitianos son muy buenos para jugar futbol y nuestros niños juegan con ello aprovechando la cancha. Para nosotros no son personas distintas, en esta población no hay discriminación por el contrario todos tenemos las mismas necesidades  y vivimos en respeto”.

Julio Díaz  es el coordinador de Trabajo voluntario y lleva seis años viviendo en los departamentos rojos. Concuerda que han logrado importantes cosas, “estoy muy contento de los avances logrados en el último tiempo. Con los muchachos limpiamos el barrio y tratamos que todo vaya mejorando y que nuestras familias y, principalmente nuestros niños, estén cada día mejor”.

 

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