Club Oscar Aldunate: Un glorioso pasado de unión familiar y de barrio
El concepto de unidad familiar y vinculada al territorio fueron los principales elementos que marcaron el surgimiento de esta agrupación deportiva que partió cuando recién se comenzaba a poblar calle Eleuterio Fredes en La Compañía Baja y se levantaba el colegio del mismo nombre donde estudiaron la mayoría de los jugadores que conformaron la agrupación.
La historia del Club Deportivo Oscar Aldunate no deja de sorprender, sobre todo porque las primeras bases de la institución fueron forjadas por un grupo de mujeres de La Compañía Baja que luchó por años para levantarlo.
La señora Nancy Romero confiesa que al revivir la historia de la institución de toda su vida aflora una serie de recuerdos. “Llegué a los 18 años al club y desde entonces que estoy acá y ahora tengo 72 y todavía participo, aunque me preocupo más de las niñas”, remarca.
Aunque oficialmente se formó en agosto de 1967 admite que ya venía funcionando a inicios de la década del ’60. “El club lo comenzamos en la esquina de Oscar Aldunate, donde sólo había una muralla de adobe donde vivía Blanquita Rojas con don Beno Codoceo y ellos nos prestaron ese espacio para que efectuáramos reuniones y levantáramos a la juventud y entusiasmarlo”, rememora con nostalgia.
Con el tiempo el objetivo lo alcanzaron con creces y aseguran que van por más. “Me gustaría que siguiera adelante el club y que vuelva a tener el prestigio de antes e integrado por personas del barrio”, subraya.
La señora Nancy confiesa que uno de los sueños que posee es lograr recuperar la sede nuevamente para el club, luego que actualmente es utilizada para las actividades de una agrupación de rayuela. “Esa sede es de nosotros, (Oscar Aldunate), trabajamos toda la vida para sacarla adelante con la Juanita”, manifiesta.
Rodrigo Codoceo se considera un admirador del trabajo de un grupo de mujeres que tuvieron la visión de sacar adelante el club y que se enaltecía cuando efectuaban el recibimiento de los equipos, “y las mujeres todas cocinando día y noche luego que se atendía a equipos de fuera de la ciudad y sin la colaboración de la mujer olvídese y se fueron ligando cada vez más al club. Hacían beneficios y compraban cosas para el club y apoyaban a la gente, porque, además, no somos un club solvente, además que efectuamos esta actividad más que por deporte, como hobbie. Pero, también luchamos por salir campeón y cuando estamos en la cancha decimos que vamos a ganar”, destaca.
Actualmente, incluyendo la rama de mujeres, trabajaban con 5 series, “y todo lo solventamos con cuotas, rifas y beneficios”, enfatiza.
Codoceo Romero ha pasado por todos los cargos y vivencia del club que se le conoce como ‘el glorioso’ por el prestigio alcanzado. Comenzó a jugar a los 8 años y en las infantiles a los 16 años.
No se considera bueno para el fútbol, “tampoco el más malo, pero me tocó una generación de cabros muy buenos y que fueron seleccionados. Los adultos venían invictos, por lo que era difícil mi puesto”.
En todo caso esperó su turno con paciencia. Incluso, al poco tiempo aterrizó como entrenador, “conocía el rodaje y sabía en qué puesto jugaba cada uno y empezamos a ganar y con 18 años, nadie pensó que podía ser entrenador, aunque sé que para ello hay que estudiar, pero en mi caso soy aficionado al fútbol”, detalla.
Rodrigo traía el prestigio y el peso del Oscar Aldunate en el ADN, “mi madre (Nancy Romero) y padre (Benito Codoceo) estuvieron entre los fundadores y siempre fuimos viendo ese esfuerzo desde pequeño (…) para mí que he estado ligado al club desde chico, es mi pasión, me han ofrecido de otros clubes , pero no podría, mi viejo me dijo ‘te quedas y mueres en el club’ ”, recuerda con mística.
Entre los referentes del club está su progenitor (Benito Codoceo, Hugo Barrios, padre e hijo y los hermanos berenguela, donde Manuel igualmente estuvo en la presidencia, “e hizo mucho por el club. Somos una institución muy nombrada, por la familia, la amistad y la humildad. Le hemos enseñado a ser caballero a los muchachos y de estar con los jugadores y que se vea que no solamente es cancha. Se nos han fracturado algunos y ahí estamos pendientes, aunque sea con una caja de víveres. Está sí que es una familia, no los dejamos tirados y si somos conocidos, es por eso”, sentencia.
César Arancibia aún dice recordar las eternas ‘pichangas’ en el barrio, “salíamos del colegio hasta que nos ingresaban a la casa a puro grito. La calle era de tierra y hasta que se oscurecía jugábamos a la pelota”.
Arancibia igualmente destaca el concepto de unión familiar del club, “principalmente porque todos son del barrio y jugábamos todos los días, el que llega al club no se quiere ir porque la cercanía de la gente es muy buena”, manifiesta.
AL ALERO DE LA EDUCACIÓN
La vinculación con el colegio Oscar Aldunate Abott no sólo estaba ligado a través del nombre, “donde muchos de nuestros jugadores fueron alumnos del establecimiento y había muy buena rama de fútbol y ellos mismos fueron trayendo compañeros y armamos un buen equipo y nos picó el bichito de campeonar”, señala Rodrigo Codoceo.
Entre los mejores logros obtenidos fuera del territorio de Las Compañías está el tercer lugar alcanzado en el campeonato ciudad de La Serena donde compitieron nueve equipos (a principios del 2000). “Fue nuestra primera copa fuera de nuestro territorio”, rememora Codoceo, quien dice tener clara las metas futuras. “Primero que nada, unir gente, somos un club de familia y las personas lo reconocen. Segundo, levantar nuevamente la copa como un reconocimiento a nuestro presidente que se fue Hugo Barrio que él moría y vivía en las canchas con nosotros”.
HOMENAJE PÓSTUMO
Al interior del club Oscar Aldunate un reconocimiento importante es hacia el ex presidente del club y jugador destacado, Hugo Barrios Sasmaya. De hecho, en la parte posterior de las camisetas tiene estampado el mensaje, ‘del barrio para el Barrios. Rodrigo Codoceo lo conocía de cerca. “Estudiamos juntos y nos llevamos por un año, vivimos juntos en la calle, para todos lados juntos y viví toda su enfermedad y su muerte nunca la asimilé”.
Estuvo entre los jugadores que integró la selección del sector, vistió la camiseta de Vicuña Elqui, “un tremendo jugador. En ese tiempo tuve un tridente que él lo integraba y un goleador neto y auque andaba con una maquinita para dializarse, jugaba igual. Nos levantaba el ánimo de la nada, estando enfermo”, precisa.
Actualmente se considera que están rodaje, luego que se inscribió un grupo de jugadores nuevos, “mi sueño ahora es volver a levantar la copa, también como un homenaje a Hugo”, reflexiona.
La ligazón con el barrio está intacta, aunque no olvidan cuando en su momento estuvieron a punto de desaparecer, “pero no podía morir el club y nos colocamos las pilas Actualmente de todas las series que tenemos, un 30 % está integrada por jugadores del sector”, indica.
Junto con recuperar la sede para el club, también están empeñados en identificar las paredes del territorios con los colores de la institución. “Queremos tener un mural con las banderas, con los jugadores que se han ido y la gente que ha sido comprometida con la institución”, resalta Rodrigo.